Lope de Vega

La fianza satisfecha 

***************


�ndice
La fianza satisfecha
Jornada primera
Jornada segunda
Jornada tercera


******************




PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA


LEONIDO, gal�n.
TIZ�N, gracioso.
DIONISIO, caballero.
GERARDO, viejo.
REY MORO.
MARCELA, dama.
ZULEMA, moro.
ZARRABULL�, moro.
LIDORA, moro.
CRISTO, pastor.



Jornada primera



Salen Leonido y Tiz�n.

TIZ�N   Yo no sigo tu v�aje.
LEONIDOLa puerta me has de guardar;
y la tengo de gozar
por afrentar mi linaje.
TIZ�N   �Considera que es tu hermana!
LEONIDOAcaba, llama, Tiz�n;
porque esa misma raz�n
hace su infamia m�s llana:
Eso me da mayor br�o
para poderla gozar.
�No goz� Am�n a Thamar,
siendo hermanos?
TIZ�N                         Desvar�o
el tuyo es. �No sabes, pues,
cu�n bien lo, pag�?
LEONIDO                            Es as�.
�Que lo pague Dios por m�,
y p�damelo despu�s!
Dios ha de ser mi fiador,
porque si en verdad me fundo,
ni le ha habido, ni en el mundo
no, le puede haber mejor;
y si es la paga en dinero,
ninguno m�s rico hallo.
TIZ�NSin freno est� este caballo:
�l dar� en despe�adero.
LEONIDO   �No llamas?
TIZ�N                    No, que esperaba
por ver si el divertimiento
te mudaba el pensamiento.
LEONIDONo te canses, llama, acaba:
llama, o qu�tate de ah�;
que este furor me desvela.
TIZ�NEn el patio est� Marcela.
LEONIDOPues entro: qu�date aqu�:
y porque mi inclinaci�n
sepas, te quiero avisar
que no la quiero gozar
porque la tengo afici�n;
que ni su amor me maltrata,
ni su talle me aficiona,
ni me agrada su persona,
ni su aire me arrebata;
ni su gracia me contenta,
ni de su lengua yo gusto:
s� s�lo porque es mi gusto
dar a mi sangre esta afrenta:
esp�rame, volver�.
TIZ�NY �sabes si volver�s?
LEONIDO�Gracioso, Tiz�n, est�s!
Pues claro est� que lo s�;
que a mi soberbio querer
ninguno le pone rienda;
aunque el infierno pretenda
estorbarlo, he de volver;
que no temo el embarazo
de todo el infierno junto,
porque a su infernal trasunto
sabr� rendir este brazo;
y si el cielo pretendiere
lo mismo, tampoco temo.
TIZ�N�Dios ten convierta, blasfemo!
LEONIDOEl haga lo que quisiere;
y a quien mi acci�n atrevida
en honra o hacienda estrague,
pida a Dios que se lo pague
y que despu�s me lo pida;
que hombre soy yo que sabr�
satisfacer cualquier mengua.
TIZ�N�Maldiga Dios tan vil lengua!
Entra, que yo esperar�,
rogando al cielo le ampare
de tal afrenta y ultraje.
LEONIDO�Voto a Dios, que mi linaje
abrase si lo estorbare!

Vase.

TIZ�N   El entra ya sin gobierno.
�Ah, desdichado Tiz�n!
Si sigues tu inclinaci�n,
ser�s tiz�n del infierno.
No hay pecado en todos siete
que �l no haya ejecutado,
ni hubo ocasi�n de pecado
sin asirla del copete.
Sin mostrar rastro de pena
viendo ultrajada su fama,
esta ma�ana a una dama
quit� una rica cadena;
y porque con lengua honrada
tan gran maldad reprendi�,
a un sacerdote le di�
una cruel bofetada.
Yo no s� en qu� ha de parar;
que tan enorme vivir,
o en un palo ha de morir,
o el diablo lo ha de llevar,
porque no he visto furor
semejante; y el infiel,
luego dice que por �l
pague el Divino Hacedor.
La fianza buena es,
y puede pagarlo bien;
mas es cierto que tambi�n
querr� cobrarlo despu�s.

Dentro Marcela.

MARCELA   �Cielo santo! �No hay justicia?
TIZ�N�Qu� es aquesto! �En eso estamos?
Declarada es su malicia.
MARCELA   �Mi Dios, venirme a ayudar!
TIZ�NEl oiga tu gran gemido,
porque yo temo a Leonido,
y all� no me atrevo a entrar.

Dentro Dionisio.

DIONISIO   �Traidor! �Esto imaginaste?
�Matadle!

Dentro Leonido.

LEONIDO�Menos rigor!
TIZ�NEste es Leonido. �Ah. Se�or,
y qu� presto te arrojaste!
Hoy dar�s tu vida amarga
en manos de tu cu�ado;
que ya el diablo se ha cansado
de llevar tan grande carga.

Sale Leonido con la espada sangrienta en la mano.

LEONIDO   Esto es hecho.
TIZ�N             Y no bien hecho.
LEONIDOBien o mal, ya lo intent�,
y a quien gusto no le d�,
p�dalo a mi fiero pecho.
TIZ�N   Alg�n puto desalmado (Aparte.)
que te lo llegue a pedir.
Y ahora, �d�nde hemos de ir?
LEONIDOA pasear al Mercado.
TIZ�N   �Cuerpo de Dios! Con tu flema
hasle quitado a tu hermana
la honra, y �con esa gana
ver�s la plaza de Elema?
Vas de suerte, que imagino
que eres ministro de Herodes
�y es posible que acomodes;
a seguir ese camino?
Yo, se�or, no voy contigo;
que en delitos tan atroces,
la culpa est� dando voces
para que llegue el castigo.
Pues si le cogen, a fe
que el pueblo busque su traza
para que des en la plaza
la bendici�n con el pie.
LEONIDO   Deja, gallina, el temor.
TIZ�ND�jolo, y te desamparo;
que pretendo mear claro,
y diez higas al doctor.
Que has muerto a tu hermana avisa
la fiera espada sangrienta,
y, �no quieres que lo sienta?
LEONIDOCalle, que es cosa de risa.
Tiz�n, �en eso reparas?
luego �piensas que muri�?
TIZ�NPues �no la mataste?
LEONIDO                              No.
TIZ�NPues �qu� la hiciste?
LEONIDO                              Dos caras.
TIZ�N   Agrad�zcanle �por Dios!
la merced, que es oportuna;
que Dios no le dio m�s que una,
y �l dice que la hizo dos.
Se�or, yo me quedo ac�;
que ma�ana tu rigor,
por hacerme gran favor,
con dos caras me honrar�.
T� esc�pate por los pies,
pues has de pagarlo.
LEONIDO                              �As�?
Que lo pague Dios por m�,
y me lo pida despu�s.
TIZ�N   Eso s�, p�guelo Dios,
que lo puede bien pagar,
pero a fe que ha de llegar
tiempo que lo pagu�is vos.

Vanse.
C�rrese una cortina, y aparece Gerardo, viejo, en una silla, durmiendo, y al lado una ca�a.

GERARDO�Detente, detente! �Aguarda,
espera, mozo atrevido!

Despierta.

�Jes�s, qu� pesado sue�o!
�Qu� es esto, cielo divino?

Sale Dionisio alborotado.

DIONISIO�Despierta del sue�o torpe
que te tiene los sentidos,
noble Gerardo, ocupados,
y escucha de un afligido
las lastimosas razones!
�Escucha los fieros silbos
de una serpiente pisada,
y de un fiero basilisco,
y un toro herido en el coso!
�Oye, se�or, los bramidos
y voces de una leona
que le han robado sus hijos!
�Oye de un hombre afrentado
las quejas; que Dios no quiso
dar lugar a la venganza,
como se la dio al delito!
Tu hijo, noble Gerardo,
ese que de su principio
es en maldades Ner�n,
y Heliog�balo en los vicios;
ese a quien jam�s la rienda
del coraz�n ha rendido,
antes, cual fiero caballo,
corre tras de su apetito;
ese Luzbel en soberbia,
ese hidr�pico, de vicios,
pues no, le sacian pecados
aunque cometa infinitos;
ese, pues, entr� en mi casa.
(Mas �cielos! �c�mo lo digo?
que no es bien diga su afrenta
quien vengarla no ha podido.)
Pero aunque a ti te lo cuento,
se queda en mi pecho mismo,
porque siendo uno los dos,
es decirlo yo a m� mismo.
Entr�, se�or, en mi casa
con pensamientos lascivos,
siendo mi mujer su hermana,
y entrambos a dos tus hijos,
imagin� que segura
gestaba de sus designios
mi honra; pero enga��me,
como sus obras lo han dicho.
T�, se�or, tienes la culpa,
porque si en otros delitos
su soberbia no ampararas,
ni tanto hubieras sufrido;
si cuando de ricas joyas
tus m�s secretos archivos,
para los juegos dejaba,
por darte pesar, vac�os,
hubieras, se�or, dejado
que ejecutara su oficio
la justicia, y no ampararas
al que de un palo era digno,
ahora no hubiera dado
causa a tan justos suspiros,
ni en mi cara, como ves,
su maldad hubiera escrito.
Al fin, se�or, de Marcela,
tu hijo, el t�lamo limpio
quiso manchar, y quitarle
la honra que tanto estimo.
Mas ella, que tiene sangre
tuya y m�a, con los br�os
que recibe de los dos,
dio a su defensa principio,
y no teniendo otras armas,
los dedos navajas hizo,
con que defendi� animosa,
sin manchar tu honor, el m�o,
cuando el traidor, indignado
como fiero basilisco,
sacando su infame espada,
la dio, en su rostro dos filos.
Ella, que herida se siente,
a voces defender quiso
lo que, por faltalle fuerzas,
tuvo ya por ofendido.
Apenas sus tristes voces
tocaron en mis o�dos,
cuando, por librar mi oveja,
corr� tras de sus balidos.
Llego, y al entrar encuentro
al lobo, que, convencido
de las voces, se sal�a,
mostrando fingido riso;
sac� la espada, y sin darme
lugar a defensa, hizo
en mi rostro lo que ves,
y de la ciudad se ha ido.
Nada le turba ni altera,
porque hasta el mismo delito,
que a otros sirve de freno,
a �l de espuelas ha servido.
Quise seguirle...

Sale Leonido.

LEONIDO                           Detente;
que no has menester seguirme,
porque no he querido irme
hasta ver si eras valiente.
Yo, padre, yo mismo he sido
el que pretendi�, atrevido,
quitar la honra a mi hermana,
no por ser ella liviana,
s� porque tal he nacido;
que en viva rabia deshecho,
hallo por mi buena cuenta,
que, para estar satisfecho,
por dar a mi sangre afrenta,
me la sacara del pecho.
Y de tal suerte la aborrezco
que pienso que con la diestra
a sacar la infame vuestra
desde este punto me ofrezco.
Y sin temor ni amenaza
de vuestra vejez cansada,
con aquella infame traza,

Yo lo hice, yo; yo he sido
el que pretendi�, atrevido,
afrentaros; y tal vengo,
que el mayor pesar que tengo
es no haberlo conseguido.
Ya sab�is lo que ha pasado,
porque cuenta os vino a dar
ese que est� a vuestro lado,
que no fue para vengar
el honor que le hab�is dado.
Si lo tuvo por afrenta,
eso a m� m�s me contenta,
y de suerte me alborozo,
que es tanto mayor mi gozo,
cuanto �l el agravio sienta.
GERARDO   �Hijo cruel! �Cu�ndo viste
en los a�os de tu padre
cosa que a tu ejemplo cuadre
para los males que hiciste?
�Cu�ndo, soberbio, aprendiste
de mis costumbres ancianas
la lecci�n de tus livianas
mocedades, que has seguido,
y te hacen, atrevido,
que menosprecies mis canas?
�Qu� acciones, di, notaste
en mi tierna mocedad,
que te diesen libertad
para lo que aqu� intentaste?
�Cu�ndo en m�, Leonido, hallaste
ni se�al que te indujera
a tu intento desbocado,
ni indicios de haberte hallado
en tan infame quimera?
�Qu� Ner�n que t� m�s fiero?
�Qu� m�s saeta cruel?
�Qu� m�s soberbio Luzbel?
�Qu� lobo m�s carnicero?
De tus maldades infiero
que, siguiendo ese gobierno,
el Soberano y Eterno
castigar� tu insolencia,
por su infinita clemencia,
en las penas del infierno.
Y aun es de suerte tu vida,
que el fiero rigor que digo
ser� peque�o castigo
a culpa tan conocida;
porque �infame fratricida!
De una tan notoria afrenta
tomar� Dios a su cuenta
el castigo, de tal modo,
que de una vez pagues todo;
y �plegue a Dios que yo mienta!
LEONIDO   Que mientas o no, �qu� importa?
Ya el delito comet�;
que lo pague Dios por m�,
y tus razones acorta.
Pero si quieres, exhorta
a tu yerno, que promete
vengar lo que en su retrete
pas�, que tiene ocasi�n,
y no ponga dilaci�n
en asirla del copete,
puesto que se ve afrentado.
DIONISIO�Infame, saca la espada,
que no es bien est� envainada
cuando tan mal has hablado!
LEONIDOPr�ciaste de muy honrado;
si no lo fueras, lo hiciera,
porque afrentado te viera;
y no me est� bien a m�,
porque hago el caso de ti
que de una mujer hiciera.
Aqu� dar voces le cuadra
al honor que en ti se pierde,
porque pocas veces muerde
el perro que mucho ladra.
Muy bien sabes que en tu cuadra
te falt� la valent�a,
y as� ver�s este d�a
c�mo el coraz�n te enga�a,
pues con aquesta vil ca�a
castigar� tu osad�a.

Dale de palos.

GERARDO   �Tente, Leonido arrogante,
alma de raz�n exenta!
DIONISIOLa venganza est� a mi cuenta.
LEONIDOQuitaos, viejo, de delante,
castigar� a este arrogante.
GERARDO   �Nombre de viejo me ofreces
cuando el de padre obscureces,
y es la causa, que tu loca
vida es tal, que aun en la boca
a tu padre no mereces!
LEONIDO   Tu caduco intento sigue
defender a mi enemigo,
y as�, lleva t� el castigo,
pues no quieres le castigue:
�torna, porque se mitigue
mi c�lera!

Da un bofet�n a su padre.

GERARDO              �Santo cielo,
justicia!
DIONISIO           Mi noble celo,
padre, te intenta vengar.
LEONIDOSi yo te diera lugar,
que lo intentaras recelo.
DIONISIO   �Qui�n hizo tan vil delito?
LEONIDOYo, porque m�s no presumas;
siendo mis dedos las plumas,
le dejo en tu cara escrito,
porque como solicito
que mil afrentas te haga,
s�lo mi furia me paga
con hacer su sangre fiel
tinta, tu pecho papel,
y fiera pluma esta daga.
Voyme, que verle no quiero;
si t� lo intentas vengar,
en la ribera del mar,
hasta puesto, el sol, espero.

Vase.

GERARDO�Plegue a Dios, ingrato, fiero,
que el cielo tome venganza,
pues mi vejez no la alcanza!
Sin que te guarde decoro,
permita que un brazo moro
te pase con una lanza.
Y pues que te vas burlando
de m�, permita por ello
que, con una soga al cuello,
en T�nez te entren arrastrando.
Esto con causa demando,
y que para cumplimiento
de tan grande atrevimiento,
infame Sardan�palo,
acabes puesto en un palo,
donde sirvas de escarmiento.
DIONISIO   Las maldiciones, que lanzan
tus iras, se�or, afloja,
porque las que un padre arroja,
casi de continuo alcanzan:
tus palabras se abalanzan;
sosiega, padre y se�or;
que en tan acerbo rigor,
para alivio de tu mal,
te queda un yerno leal,
si se va un hijo traidor.
Deja el pasado intervalo:
que si el traidor est� ausente,
en m� un hijo obediente
tendr�s para tu regalo,
que en amar tu pecho igualo;
y porque mejor lo veas,
si ir a descansar deseas,
llevarte en mis hombros fundo,
y mostraremos al mundo
ser t� Aquiles y yo Eneas;
mira que no son enga�os.
GERARDOTu obediente pecho estimo,
y en tus dos hombros arrimo
la carga de tantos a�os;
que esos nobles desenga�os
son puntales do se encierra
en cualquier caduca guerra,
cuando con pena forceja,
esta casa, que de vieja
quiere ya dar en la tierra.
Vamos a ver a mi hija
y a tu esposa; que me da
pena tu pena.
DIONISIO                   Tendr�
gusto en verte; no te aflija
tu vejez, sino corrija
la tristeza que te ofrece.
GERARDOHoy mi yerno me obedece,
y mi hijo me fue traidor;
�Tenga la paga, Se�or,
cada cual como merece!

Vase.
Salen Leonido y Tiz�n.

TIZ�N   No es mi intenci�n ofenderte,
sino el haberme mandado
te buscase con cuidado.
LEONIDOPues, Tiz�n, puedes volverte,
y a quien eso te mand�,
podr�s decir que no ha sido
posible hallarme.
TIZ�N                         Leonido,
�qu� demonio te ceg�
para intentar en la sala
lo que te echa de tu tierra?
LEONIDOMi descanso es en la guerra;
�vete, Tiz�n, noramala!
TIZ�N   No quiero nada, se�or;
a quien la quiera, la da.

Hace que se va.

LEONIDOOye, escucha, ven ac�;
v�, y di a aquel hablador
de Dionisio, que le aguardo,
pues dice que no es cobarde,
hasta ma�ana en la tarde
en este puesto.
TIZ�N                     Gallardo
mensajero has escogido!
Ser� viento en el volver:
y �qu� armas ha de traer?
LEONIDOLas que con menos r�ido
pudieres.
TIZ�N                Pues yo me parto.
LEONIDO�Dios te guarde!
TIZ�N                       Bien ser�a:
yo muero si en todo el d�a
de tu presencia me aparto;
que una dama me mand�
te siga, para notar
tus intentos, y he de estar
donde pueda verlos yo.
Parece que el puesto place;
�plegue a Dios que no me venza
el sue�o; que ya comienza
Baco a surtir! Calor hace;
y pues aun es tan temprano,
y el sue�o me desaf�a,
no he de mostrar cobard�a;
yo he de ir a probar mi mano.

Vase.

LEONIDO   El cuerpo siento cansado.
�C�mo a tal extremo llego?
�Yo he de cansarme? Reniego
del traidor que el ser me ha dado.
�rboles, si os�is menear
vuestras hojas mientras duermo,
soy el Diablo de Palermo,
y las tengo de abrasar.
Sed Argos en mi defensa,
y honrar� vuestros despojos
si las hojas hac�is ojos
para que, estorben mi ofensa.
Por vos nacen mis rigores:
guardadme y perded recelo;
que abrasar� al mismo cielo
si neg�is vuestros favores.

Du�rmase, y salen el rey Berlerbeyo, Zulema y Zarrabull�.

REY   �Gracias, Al�, que pisamos
las sicilianas arenas!
ZULEMAMira, se�or, lo que ordenas;
que junto a Alicata estamos.
ZARRABULL�   T� coger muchos cristianos,
y rico a T�nez volver.
REYYo ya los quisiera ver
para probar estas manos;
que hasta tanto que a Lidora
haya servido, no acierto
a dar paso.
ZULEMA                Ya en el puerto
de Alicata est�s, y ahora
mira que has de prevenir
que esta ribera es del Saso,
a donde suelen acaso
algunas veces venir
cristianos a entretener
el tiempo.
ZARRABULL�              Tened cuidado;
que ser cristiano es forzado,
y dar a todos que hacer.
REY   �Ya temes, perro?
ZARRABULL�                              No: creo
que hombre apercibido
vale m�s.
ZULEMA             All� dormido
parece que un hombre veo.
REY   Pues quedo, y sin vocer�a,
le quitad luego la espada.
ZULEMAYa yo la tengo ganada.

Qu�tale la espada a Leonido.

REYDespertad; que ya es de d�a.
LEONIDO   �Contra m� tan vil intento!
�Las armas os�is sacar,
sabiendo os puedo abrasar,
infames, con el aliento?
Decidme, �canalla perra!
�C�mo el verme no os espanta,
pues en moviendo la planta,
hago que tiemble la tierra?
Y si me hac�is enojar,
s�lo con un puntapi�,
�perros! os arrojar�
a esotra parte del mar.
REY   No temo fieros cristianos
de gallinas como �l,
y as�, con este cordel
le pretendo atar las manos.
LEONIDO   �A m� atar, cuando mi fama
tiene a Sicilia alterada?
Pues me quitaron la espada,
�rbol, prestadme una rama;
que aqu�, sin m�s intervalos,
ni dejarlo que sosiegue,
porque a morder no me llegue,
matar� este perro a palos:
aqu� ver�is lo que valgo.
Ri�e.
REY�Muera, Zulema!
LEONIDO                         Llegad
moros, y el palo probad.
ZULEMA�Muera el perro!
LEONIDO                         �Muera el galgo!

Entralos a palos Leonido, y sale Tiz�n, y lleva una bota, y en un lienzo un poco de tocino.

TIZ�N   �V�lgame Santa Mar�a,
San Gil, San Blas, San Ant�n!
Y �qui�n te ha hecho, Tiz�n,
entre los turcos esp�a?
�Oh, mal haya Belceb�!
�Ya no, me puedo valer!
�Hoy me llevan a comer
la cabra con alcuzc�!
Pero aqu� quiero esconderme
por si pudiera escaparme.

Esc�ndese, y sale Zarrabull�, moro.

ZARRABULL͡Santo Mahoma, ayudadme;
que no poder defenderme!
�V�lgate el diablo! El cristiano,
�oh, qu� valiente que ser!
Ya no poder defender,
sino quedar en su mano.
Aqu� me esconder callando,
sin osar hacer ro�do.

Esc�ndese donde est� Tiz�n, y pr�ndele.

TIZ�N�Oh! Sea muy bien venido;
que ya lo estaba esperando.
ZARRABULL�   �Qui�n diablos, cristiano, estar
aqu� agora?
TIZ�N                S� que estoy,
y ya ver�s lo que soy;
que lo tengo de pringar.
ZARRABULL�   �Oh, que nacer desdichado!

Sale Leonido con las armas de los moros, y ellos delante.

REYA tus fuerzas me rend�,
porque en mi vida no vi
tan gran valor de soldado.
Hoy puedes decir que has sido
m�s que Marte, porque Marte
no fuera a vencerme parte,
y tu brazo me ha vencido.
Confi�some por tu esclavo;
y aunque el serlo a pena arguyo,
estimo tanto el ser tuyo,
que ya de serlo me alabe.
Y pues con aqueste le�o
me venciste, no te asombre
te pida tu patria y nombre,
porque conozca mi due�o.
LEONIDO   Oye, si tu gusto es ese,
y sabr�s qui�n te venci�.
ZARRABULL�Qu�, �no beber vino yo?
TIZ�NBeba, galgo, aunque le pese.

Dale a beber.

LEONIDO   Sabr�s, esforzado moro,
a quien llaman Berlerbeyo,
que, sin conocerte, dice
qui�n eres tu propio esfuerzo,
como nac� en Alicata,
a quien el Saso, da riego,
que en los montes de Petralia
sale de el terreno suelo.
Fue mi nacimiento asombro
a todos los de mi pueblo,
por las estupendas cosas
que, como oir�s, sucedieron.
Nac� una l�brega noche,
y tan l�brega, que el cielo
mostr� cubrirse la cara
por no ver mi nacimiento.
Fue tan horrible a los hombres,
que, con ser casi en invierno,
dieron sus truenos, espanto,
y sus rel�mpagos miedo.
Pens� asolarse la isla
viendo, tan airado el cielo.
que envueltos en duras piedras
arroj� rayos y fuego.
El Etna sali� de madre,
despidiendo de su pecho
mil encendidos volcanes,
que iban abrasando el suelo.
Bramaba el mar. Y las rocas
bramaban con tanto exceso,
que, oy�ndolas en Sicilia,
su fin tuvo por muy cierto.
Nac�, en fin, en esta noche,
y se dice que, en naciendo,
di una voz que caus� espanto,
por salir de tal sujeto.
Fueme criando mi madre,
y dec�a que, los pechos
mil veces la ensangrentaba,
en se�al de aborrecerlos,
y que mostraba m�s gusto,
cormo voraz sanguijuelo,
de beber de aquella sangre,
m�s que por el alimento.
En fin, moro, con los a�os
fue la malicia creciendo
de suerte, que me tem�an
los muchachos de mi tiempo.
Y fue el temor en tal grado,
que para ponerles miedo,
��Guarda, que viene Leonido!�,
dec�an sus padres mesmos.
No, para s�lo en muchachos;
que los varones perfectos,
s�lo con o�r mi nombre,
eran de hielo sus pechos.
Lleg� mi maldad a tanto,
que el mayor blas�n que tengo
es pensar que no se encierra
mayor diablo en el infierno.
Jam�s di la muerte a nadie;
pero a infinitos afrento;
que gusto verlos sin honra,
por ver que lo sienten ellos.
En esto todas mis fuerzas
fundo, porque s� de cierto
que estar sin honra un honrado,
es vivir estando muerto.
Quise afrentar a mi madre
con lascivos pensamientos,
y porque se resisti�,
mil heridas di en su pecho.
A un sacerdote le di
un bofet�n en el templo,
y s�lo tengo pesar
de no haberle dado ciento.
En mi vida estuve en misa,
porque has de saber que tengo
por perdido, y mal perdido,
el tiempo me gasto en eso.
M�s son de treinta doncellas
las que en esta vida puedo
decir que dej� sin honra:
�mira que heroicos sucesos!
Intent� a mi propia hermana
deshonrar; no quiso el cielo,
mas �qu� digo? Yo no quise
que Dios no bastaba a hacerlo,
porque es corto su poder
si yo las cosas comprendo;
ni el infierno tiene fuerzas;
que tiembla de m� el infierno.
Dila, al fin, dos pu�aladas;
y porque un infame viejo,
el cual dicen es mi padre,
quiso reprenderme de ello,
con un bofet�n le puse
bajo mis pies, y sospecho
que es la cosa que en el mundo
me ha dado mayor contento.
Este soy, soberbio moro,
y no pienses que me tengo
por m�s, porque te he vencido;
que eso para m� es lo menos.
Y �voto a Dios! que me holgara
que trajeras el infierno
contigo, porque los diablos
echaran de ver mi esfuerzo.
REYNoble y valiente Leonido,
por aquel sagrado templo
a donde est� de Mahoma
el santo, y divino cuerpo,
que aunque siento el ser cautivo,
por serlo tuyo me alegro,
y estimo m�s conocerte,
que ser de un reino heredero.
Yo sal� s�lo a dar gusto
a una mora, por quien peno,
y ella me pidi� un cristiano
de Sicilia; que aunque tengo
infinitos que la sirven,
son las mujeres extremos,
y apetecen novedades,
como es de flacos sujetos.
Holgu�me verte en la orilla;
que como estabas durmiendo,
tuve por cierto cine fueras
la causa de mi remedio.
Pero sucedi� al rev�s;
y no siento lo que pierdo,
aunque fuera m�s, pues gano
a tan gran var�n por due�o.
ZARRABULL�E yo tambi�n estimar
a vos, y tener respeto.
TIZ�NMas no lo tengas, que un palo
dir� c�mo has de tenerlo,
porque con �l cada d�a
te ense�ar�.
ZARRABULL�                 No quererlo.
REYParta Zulema, si gustas,
y diga en T�nez, que preso
quedo en tu poder, Leonido.
ZULEMAEn el volver ser� viento.
ZARRABULL�No, se�or, que yo ir mejor.
TIZ�NSabe, galgo, que no quiero.
LEONIDOLuego �t� tienes cautivo?
TIZ�NPues �no lo, ves si le tengo?
Y se me piensa escapar.
ZARRABULL�No querer escapar, cierto,
sino decir a Lidora
que ser preso Berlerbeyo.
TIZ�NNo me est� bien eso a m�,
y m�s ahora, que intento
darle un poco de tocino
que dentro este lienzo tengo.
ZARRABULL�No comer tocino yo.
TIZ�NAcabe, c�malo, �perro!
porque le aguarda la bota.
ZARRABULL͡Ah, se�or, jam�s beberlo;
que castigar� Mahoma
este grande atrevimiento!
TIZ�NAunque no quiera Mahoma,
yo lo quiero.

Hace que beba.

LEONIDO                  Yo pretendo,
dando otra afrenta a mi sangre,
aumentar el amor nuestro.
Toma, pr�ncipe, tus armas,
vosotros haced lo mesmo,
y dame ac� un capellar
y turbante.
TIZ�N               �Santo cielo!
Se�or, �qu� quieres hacer?
LEONIDOLo que yo quiero, o no quiero,
ahora lo ver�s, Tiz�n.
ZARRABULL�Yo desnudarme pretendo
por vestirte; que no es mucho
me desnude por mi due�o.
LEONIDO�Qu� te parece, Tiz�n?
�Estoy gal�n?
TIZ�N                     Estas hecho
un Gran Turco en el vestido,
y un Solim�n en el pecho.
LEONIDOPues vete y dile a mi padre
que de su sangre reniego,
de su Dios y de su ley,
del Bautismo y Sacramentos,
de su Pasi�n su muerte,
y sigo a Mahoma.
TIZ�N                          �Ah, perro!

Aparte.

�Dios te castigue! Se�or,
esa nueva no me atrevo
a llevar de ti.
LEONIDO                  Pues ven,
y ser�s cautivo.
TIZ�N                       Menos;
m�s quiero llevar la nueva.
REYGoces el h�bito nuevo
eternos a�os, Leonido.
LEONIDOY t� los vivas eternos;
vamos a ver a Lidora,
por tu gusto.
REY                  Tal le tengo,
que aqu� y all�, mientras viva,
soy tu esclavo.
LEONIDO                      Por mi due�o
te pienso siempre tener,
mientras me dure el aliento.
TIZ�NPartamos; y esta anguaria,
junto con este sombrero,
llevar� para testigo;
mas mira, se�or, que el cielo
ha de cobrar.
LEONIDO                     Ya lo s�,
mas buena fianza tengo;
pague Dios una por una;
que despu�s ya nos veremos.








Jornada segunda


Salen Leonido, de moro, y Lidora, mora.

LIDORADetente.
LEONIDO           No hay detener.
LIDORAVuelve la cara.
LEONIDO                     No quiero.
LIDORAEres cruel.
LEONIDO              Soy acero.
LIDORA�Cruel hombre!
LEONIDO                       �Necia mujer!
LIDORAMira que te quiero.
LEONIDO                           �A m�?
LIDORAA ti.
LEONIDO      Pues que no me quieras.
LIDORA�He de morir!
LEONIDO                     Aunque mueras.
LIDORAY �por causa tuya?
LEONIDO                            S�.
LIDORA   �Ah, gran Argol�n!
LEONIDO                               �Lidora!
LIDORAQu�, �no, me querr�s?
LEONIDO                                 �Jam�s!
LIDORA�Eres cruel!
LEONIDO                 �Necia est�s!
LIDORA�Oye, mi bien!
LEONIDO                     Quita, mora.
LIDORA   �No te obliga mi hermosura?
LEONIDONo, porque la voluntad
no se inclina a tu beldad,
y el intentarlo es locura.
Si cruel te he parecido
en estas respuestas darte,
no puedo, Lidora, amarte,
aunque a otras he querido.
Lascivo en extremo he sido,
se�ora, y en tanto grado,
que he bellos rostros gozado,
y al tuyo le he aborrecido.
Yo confieso que eres bella;
de serlo puedes preciarte;
pero yo, Lidora, amarte,
no lo permite mi estrella.
Confieso, conozco y s�
las gracias que t� atesoras,
y aunque me cansan las moras,
te estimo, y no, s� por qu�.
Ese tu gallardo br�o,
el donaire, la belleza,
el garbo, la gentileza,
me llevan el albedr�o.
Ese cuello de marfil,
que la misma nieve afrenta;
esos ojos, en que ostenta
amor rayos mil a mil;
ese tu saber profundo,
de quien es bien que se asombre
el mundo, no puede un hombre,
sino que te adore el mundo.
Y aunque s� que no merezco
los favores que me has hecho,
no s� que miro, en tu pecho,
que de verdad te aborrezco.
LIDORA   Aunque me ves que soy mora,
a los moros aborrezco,
y aqueste amor que te ofrezco,
grandes bienes atesora.
�Qui�reme, Argol�n!

Sale el Rey.

REY                                  �As�
se guarda la ley a un rey?
LIDORA�Cu�ndo yo falt� a tu ley?
REY�C�mo cu�ndo, si yo vi
que le estabas persuadiendo
al noble y fuerte Argol�n
te sirviese de gal�n?
LIDORAY en eso, di, �qu� te ofendo?
REY   �Qu� me ofendes? �No me diste
palabra de que ser�a
m�o tu amor, si tra�a
un cristiano?
LIDORA                  Bien dijiste;
pero yo no te he agraviado;
que si bien lo consideras,
aunque eso fuera de veras,
el cristiano no me has dado.
REY   Ya s� con qui�n te recreas,
y a quien con tu amor persuades.
LIDORA�Es muy bueno que te enfades
cuando burlarme deseas?
REY   �Yo burlarte?
LIDORA                       S�, se�or,
pues un cristiano ofreciste,
y, como ves, me trajiste
un moro, a quien tengo amor.
Y es tan grande la afici�n
que le tengo, que le diera,
s�lo porque me quisiera,
la sangre del coraz�n.
�Qu� digo querer? Por s�lo
que alg�n amor me mostrara,
y a la cara me mirara,
aunque con fingido dolo,
le hiciera, a estar en mi mano,
seg�n le tengo el amor,
de todo el mundo se�or,
y con poder soberano;
y si m�s mi amor me prueba
a mostrar que soy mujer,
puedes, Berlerbeyo, creer
que es por el traje que lleva;
que a no traer traje moro,
y no haber su ley negado,
patente hubiera mostrado
lo que en el alma le adoro.
LEONIDO   Y correspondencia hallaras;
mas mi mala inclinaci�n
me fuerza a que tu afici�n
menosprecie.
REY                  �En qu� reparas?
Ya, Argol�n, patente has visto
lo que esa mujer te adora.
T�, �qu� dices?
LEONIDO                       Que Lidora
se cansa, que yo resisto
a su gusto, y que primero
le faltar� luz al d�a,
a mi brazo valent�a
para regir este acero;
primero ver�s bajarse
de los cielo s las estrellas,
y en este suelo con ellas
duras piedras barajarse;
y antes dejar� de ser
Mahoma santo Profeta,
que yo en tus cosas me meta
ni estime aquesta mujer.
REY   Estos brazos, Argol�n,
por el favor que me has hecho,
del gran amor de mi pecho
patentes muestras dar�n.
Rige, traza, manda, ordena
en T�nez, cual due�o suyo;
que todo mi reino es tuyo.
LEONIDONo quiero yo cosa ajena.
REY   Ponte mi corona real.
LEONIDONo reino yo en compa��a,
porque la soberbia m�a
no tiene en el mundo igual.
Alg�n d�a podr� ser
(y esto en mi valor lo fundo)
que sac�ndote del mundo,
me la pueda yo poner.
REY   �Est�s loco, por ventura?
Mas s� lo debes de estar;
y as� le habr� yo de dar
el castigo a tu locura;
que eres villano grosero,
y fuera bien que advirtiera
tu soberbia, que est�s fuera
de tu propio gallinero.
LEONIDO   Con mostrar las obras callo,
con que he de ponerte freno;
que en el suyo y el ajeno
canta, cuando es bueno, el gallo.
Llama todo tu Gobierno,
a tu ciudad y a Mahoma;
que har� que mi rabia os coma
y os vomite en el infierno:
desnuda, moro, el acero.
REY�Ah de mi guarda! �Lidora!

Sale Lidora.

LIDORA�Qui�n mi cuarto altera ahora?
LEONIDOYo, Lidora, yo le altero;
yo, que afrento vuestra ley;
yo, que asuelo la ciudad;
yo, que rompo la amistad,
yo, que mato vuestro Rey;
yo, que jam�s me acobardo;
y para mostrar mi modo,
saca, Rey, tu reino todo;
que en la ribera te aguardo.
Salid, que all� mostrar�
este brazo varonil,
que a ti, a ciento y a cien mil,
y a Mahoma abrasar�.

Vase.

REY   �Espera, perro!
LIDORA                          Detente,
noble Berlerbeyo, aguarda;
deja sosegar tu guarda
y aquese brazo valiente.
REY   �Qu� dices?
LIDORA                    Digo que cese
ese enojo, y que tu br�o,
esta vez, por amor m�o,
le ha de perdonar.
REY                          Si ese
es tu gusto, me detengo;
y haz cuenta que un encendido
rayo en el aire has tenido,
de lo cual a inferir vengo,
Lidora, que sola fueras,
cuando tan furioso estoy,
a la venganza que voy,
quien detenerme pudieras;
y a mi pecho, de ira lleno,
que tras la venganza vuela,
si�ndole el agravio espuela,
s�lo tu amor es el freno;
porque con verte presente,
el enojo se me olvida:
yo le concedo la vida.
LIDORAMahoma la tuya aumente.

Sale Zarrabull�.

ZARRABULL�   Dar a m� albricias, Lidora.
REYDe alguna graciosa tema.
LIDORADinos de qu�.
ZARRABULL�                    Que Zulema
a palacio llega ahora,
y traer muchos cristianos
presos para que servirte.
LIDORASi es verdad, gusto de o�rte.
ZARRABULL�Decir que son sicilianos.
LIDORA   Dile que entre.
ZARRABULL�                        Ser Pompeyo.
REYValiente soldado, es.

Salen Zulema, Gerardo, Tiz�n y Marcela, cautivos.

ZULEMAPasad y besad los pies,
cristianos, a Belerbeyo.
Y t�, se�ora, las plantas
en sus bocas y en la m�a
pon con gusto.
LIDORA                     Alegre d�a,
pues que tanto te adelantas.
ZARRABULL�   En darle gusto no tardo.
LIDORACu�ntame, Zulema fuerte,
tu jornada.
ZULEMA              Tuve suerte;
ya prosigo.
LIDORA                Ya te aguardo.
ZULEMA   Al punto, Lidora hermosa,
que cogi� su manto oscuro
la enemiga de los hombres
y encubridora de insultos;
cuando el soberbio Boreas
a sus caballos les puso
en los acicates alas
para que huyesen del mundo;
cuando el hijo de Hiperi�n,
vistiendo de negro luto
los ant�podas, nos muestra
gozoso su aspecto rubio,
a cuya vista las aves,
con los piquillos agudos,
siendo los sauces atriles,
forman al sol contrapuntos,
sal� de T�nez alegre
(s�lo por buscar tu gusto;
que es mi brazo, bella mora,
a tus placeres conducto).
Con cien africanos moros
las anchas playas ocupo
donde sus palacios tiene
el hidr�pico Neptuno;
apenas pis� las aguas,
cuando al paso se me opuso
una nave que el piloto,
sin dormir fue Palinuros,
porque aunque estando despierto
pretendi� su fiero orgullo
que llevar, ver y vencer,
como el C�sar, fuera junto;
y en esta ocasi�n salieron
vanos los intentos suyos,
porque apenas embestimos,
cuando se baj� al profundo.
Era la gente cruzada
de aquel Profeta desnudo
que ellos dicen que a su Dios
mostrar con el dedo supo;
pero ni su cruz, ni ellos,
ni su Dios, hicieron fruto,
antes forzados bajaron
a besar el pie a Neptuno;
porque yendo yo a servirte,
noble Lidora, presumo
le faltara al cielo fuerza
contra mi brazo robusto.
Al fin, adelante paso,
y seguro el agua surco;
y aunque en Malta lo supieron,
no salieron de sus muros.
Y al tiempo que el rojo Febo,
cansado de dar al mundo
tan gran vuelta, en el ocaso
escondi� su veloz curso
por entre pardos celajes,
aunque a la vista confusos,
de la famosa Sicilia
descubr� sus altos muros;
tom� puerto en sus arenas
como cazador astuto,
buscando a tiento la caza,
y de improviso la escucho.
Divid� luego en cuadrillas,
entre unos �rboles mudos,
la gente, donde las aves
sonaban tantos arrullos,
y yo, de ellos apartado
medio tiro de trabuco,
d�ndoles la se�a cierta,
de verdes hojas me cubro.
All� estuve sin dormir,
que como la caza busco,
me fueron los ojos hojas,
aunque al fin ojos nocturnos.
Apenas sonaba el aire,
cuando tengo por seguro
ser cristianos; que la noche
hace de las sombras bultos.
De esta suerte lo pasamos
todo el tiempo que tributo
pag� el mar a las tinieblas,
por estar Febo difunto.
Hasta que saliendo el alba,
al Supremo Al� le plugo
que una mujer con tres hombres
dieran materia a mi triunfo.
No les juzgu� bien apenas,
cuando el alfanje desnudo,
y emprendiendo a todos cuatro,
mostr� no tener segundo.
Muri� el uno y traigo tres,
y de lo que m�s presumo,
es porque son sicilianos,
cosa tanto de tu gusto.
Y yo, por mostrar, se�ora,
en lo que a servirte acudo,
lo que m�s has de estimar,
a tus plantas lo reduzco
con mi boca, a quien suplico
no mire el presente rudo,
sino la gran voluntad
con que en servirte me ocupo.
LIDORAHasme dado tal contento,
Zulema, con tu victoria,
que me dice el pensamiento
sean mis brazos la gloria
del gallardo vencimiento.
ZULEMA   Tu discreci�n has mostrado,
y a nuevas obligaciones
quedo, se�ora, obligado,
pues en tan breves razones
toda mi historia has pagado.
No has mostrado ser mujer
en eso poco que hablaste,
dardo bien a conocer
que mejor t� lo pagaste
que yo lo supe vencer.
LIDORA   A quien eres corresponde,
gran Zulema, tu opini�n.
REY�Mahoma divino! �Ad�nde
llegar� la discreci�n
que en esta mujer se esconde?
Como veis que cara cuesta,
toda la carta ofrec�is
a quien el premio os apuesta.
ZULEMAYo pienso que la tendr�is,
gran se�or, por muy bien puesta;
mas si alg�n caso siniestro
contra vos en ofrecella
hice, como poco diestro,
quede Lidora con ella,
y yo por esclavo vuestro.
Y que as� trat�is es justo
a quien no debe ignorar,
como yo, vuestro disgusto;
que antes en darla a Lidora,
entend� que os daba gusto.
REY   Ella est� bien empleada,
como es justo que lo est�
una tan buena jornada,
y yo su esclavo ser�
si mi servicio le agrada;
que tan buena servidumbre
(supuesto que la trajeras)
era de tu cara lumbre,
y en no d�rsela, me dieras
extremada pesadumbre;
que quien por su cuenta toma
servir con br�os, lozanos
mi valor, que el mundo doma,
merece, no que cristianos,
mas que la sirva Mahoma.
LIDORA   El favor, que no merezco,
dentro el coraz�n imprimo.
REYYo el presente os agradezco.
y en se�al de lo que estimo,
Zulema, este anillo ofrezco;
rec�belo, no por paga,
sino en se�al de afici�n.
ZULEMAEl ser� ocasi�n que haga
mi brazo en otra acci�n
presa que m�s satisfaga.
Que a toda la cristiandad
los dos juntos me oblig�is
rinda a vuestra voluntad,
pues vos con premios me honr�is,
y vos con tanta amistad.
LIDORA   Id a descansar, se�or;
que cansado habr�is venido.
ZULEMAAgradezco ese favor,
pero el haberos servido
es mi descanso mayor.
TIZ�N   �Qu� habemos de encarecer
la jornada, y el camino,
y dejarnos perecer
sin dar un trago de vino
a quien rabia por beber?
Que yo no busco regalo
en esta m�sera vida,
sino vino bueno o malo;
que ya s� que la comida
ha de ser con alg�n palo.
Que si en cualquiera ocasi�n
los duelos con pan son menos,
yo soy de otra complexi�n;
que no menos, sino buenos
mis duelos con vino son.
Mas paciencia; ya me aplaco
entre esta perra canalla,
y mis flacas fuerzas saco;
pero �qu� paciencia se halla
do no conocen a Baco?
LIDORA   Si me das, se�or, licencia,
enviar� por Argol�n.
REYS�, pero no en mi presencia.
ZULEMAPues qu�, �re�idos est�n?
LIDORATuvieron cierta pendencia;
mas el enojo destierra,
y vuelva a casa Argol�n.
REYTodo en tu gusto se encierra.
ZULEMAVengan, y conocer�n
los cautivos de su tierra.
REY   V�yanle luego a buscar.
ZULEMAYo propio merezco ir.
LIDORAM�s me quieres obligar.
ZULEMAS�lo os procuro servir.

Vase.

LIDORAY yo os lo sabr� pagar.
REY   Porque puedas f�cilmente
mejor, Lidora, informarte
de qui�n es aquesta gente,
quiero con ella dejarte.

Vase.

LIDORAEl cielo tu vida -aumente.
�Qu� ten�is? �De qu� llor�is?
Mirad que no conoc�is
en cuyo poder est�is;
que aunque cautivos os veis,
me pena que os aflij�is:
mostrad esa bella cara.
MARCELA�Ay, noble y hermosa mora!
Mi desdicha no repara
en ser yo cautiva ahora,
sino en que fortuna avara
con aquel honrado viejo
haya sido tan cruel;
que es tal su aspecto y consejo,
que puede mirarse en �l
el mundo como en espejo.
Que te sirva yo no importa;
que bien lo sabr� sufrir
si tu enojo se reporta;
pero �en qu� te ha de servir
quien tiene vida tan corta?
�C�mo, se�ora, podr�
servir a tus pies rendido;
ni qu� gusto te dar�
aquel que de ser servido
tan necesitado est�?
Si alg�n disgusto te diere
(que el darlo ser� muy cierto
con la mucha edad que tiene),
venga en m� su desconcierto
al doble que mereciere.
No ejecutes tu desd�n
aunque mi padre te aflija;
hazme, se�ora, este bien;
pague, se�ora, su hija,
que lo llevar� m�s bien.
LIDORA   Deja los tristes enojos,
pon a la tristeza calma,
enjuga los tristes ojos;
que se me llevan el alma
aquellos blancos despojos.
�C�mo te llamas?
MARCELA                            Marcela.
LIDORAPues Marcela, no te aflija,
ni el ver cautivo te duela
a tu padre, que otra hija
ha ya cobrado.
MARCELA                      Consuela
tu lengua mi coraz�n.
LIDORADame, buen viejo, los brazos.
GERARDOQue me deis ser� raz�n,
vos los pies.
LIDORA                  Estos abrazos
confirman nuestra afici�n:
apretad los brazos m�s;
que el coraz�n me consuela
este abrazo que me das:
ru�gaselo t�, Marcela,
pues que m�s con �l podr�s;
y en este punto dir�,
aunque todo T�nez ladre,
que con mi padre encontr�:
�gustar�is de ser mi padre?
GERARDOY vuestro esclavo ser�.
LIDORA   Pues enjugad esas canas,
y en presencia de los moros
disimulad.
MARCELA             Mucho allanas
con tu valor.
LIDORA                  Cesen lloros;
que somos, Marcela, hermanas.
TIZ�N   Y a m�, �qu� papel me dan
para cuando estemos solos?
MARCELACalla, Tiz�n.
TIZ�N                  Callar�n,
pues nos va bien con los bolos.

Sale Zulema.

ZULEMAA la puerta est� Argol�n.
LIDORA   Pues dile que entre al momento:
�cielos santos, qu� incentivo,
dentro de mi pecho siento:
que en ver a aquestos cautivos
todo el coraz�n reviento!

Sale Leonido.

LEONIDO   Aunque de enojo rabiando
contra este Rey arrojado,
en oyendo tu mandado
vine al punto.
LIDORA                    Voy buscando,
valiente Argol�n, tu gusto.
TIZ�NEscucha, Marcela, aqu�:
�No es �ste tu hermano?
MARCELA                                     S�.
LEONIDOAgradec�rtelo es justo.
MARCELA   �Qu� es esto, cielo supremo,
que tan desgraciada he sido
que a tu poder he venido?
TIZ�NAlguna desdicha temo:
disimula.
LIDORA               En esta hora
estos cautivos me dan,
y he de mostrar, Argol�n,
lo que mi pecho te adora.
Todos me sirven a m�,
y porque veas mi celo,
ellos y yo, sin recelo,
hemos de servirte a ti.
LEONIDO   �Qu� es esto, santo Profeta?
GERARDODad las plantas a este viejo,
que por faltarle consejo,
a besarlas se sujeta.
LIDORA   �Plegue a Al� que no se inquiete!
LEONIDOBuena ocasi�n se me ofrece.
LIDORA�Qu� mucho, si lo merece,
que a besarlas se sujete?
LEONIDO   De muy poco os espant�is,
y porque no os ofend�is,
yo os pondr� do merec�is;
que a mis pies honrado est�is.
Conocer�is que mi celo
mucho al vuestro se aventaja.
porque cuanto el cielo os baja,
tanto a m� me sube el cielo.
�Vos a mis pies, viejo ingrato?
A c�lera me provoca;
no merece vuestra boca
ni llegar a mi zapato.
Levantad; que hab�is mostrado,
viejo, ser muy atrevido,
pues valor hab�is tenido
de llegar do hab�is llegado.
Ya que a mis pies os pusisteis,
debajo dellos es justo
que os ve�is hoy por mi gusto,
pues tan atrevido fuisteis.
Hoy vuestra arrogancia loca,
viejo vil, castigar�,
poniendo mi altivo pie
sobre vuestra infame boca.
P�nele el pie en la boca.
Y con esto se concluya
vuestra muy grande insolencia,
que quien no tiene verg�enza,
dice que la tierra es suya.
Levantad.
Dale con el pie.
GERARDO                  �Divino cielo!
TIZ�N�El puto que se arrodille!
GERARDO�Que as� un buen padre se humille
a un mal hijo!
LIDORA                    De ese suelo
levantad, padre, al instante,
y en vuestras manos protesto
que me pesa haberos puesto
en las de aqueste arrogante.
GERARDO   �Oh, mal hijo!
LEONIDO                        �Raz�n loca!
�Yo tu hijo? �Linda traza!
Har� echarle una mordaza
si hijo me nombra su boca.
ZARRABULL�   �Qu� digo? Se�or Tiz�n,
ac� estamos. �Con qui�n hablo?
TIZ�NCuerpo de Dios, con el diablo,
�miren qu� linda raz�n!
ZARRABULL�   Mirar muy bien lo que habr�,
que ha de comer alcuzc�.
TIZ�N�Que le coma Belceb�!
Comiera aunque fuera cabra.

Aparte.

ZARRABULL�   Venir conmigo, e yo hacer
lo que ver vos.
TIZ�N                     All� voy,
porque tan hambriento estoy,
que al moro me he de comer.

Vase.

LIDORA   Del enojo que te he dado
perdona; que m�s me aflijo,
de ver que, siendo tu hijo,
tan vilmente te ha tratado.
LEONIDO   �Con�cesme t�?
MARCELA                            Quisiera,
infame, no conocerte,
y antes de venir a verte,
que a m� la muerte me diera.
�T� en este traje, villano?
LEONIDOS�, porque con este traje
doy afrenta a mi linaje
y a todo nombre cristiano;
y aquese caduco viejo,
a quien mi lengua sol�a
llamarle padre alg�n d�a
(de quien ahora me quejo),
en este traje que ves
y con tu lengua profanas,
pondr� las infames canas
mil veces bajo mis pies;
que se echa claro de ver
que ya de vosotros toma
justa venganza Mahoma,
pues os pone en mi poder.
Y t�, que tan atrevida
all� mostraste disgusto,
aqu� seguir�s mi gusto,
o pondr� fin a tu vida.
Aqu� no tendr�s amparos,
pues tu fortuna te humilla.
LIDORASentaos, padre, en esta silla;
que me enternece miraros.
MARCELA   Moro, deja esa intenci�n,
porque no me has de vencer.
LEONIDO�Qui�n te pudiera poner
en medio del coraz�n!
Marcela, yo he gozar
de tus brazos.
MARCELA                    Ser�n lazos
para ahogarte.
LIDORA                     En estos brazos
puedes, se�or, descansar.
GERARDO   Dame a besar esos pies.
LIDORA   Haz treguas, cese el regar
con llanto, las blancas canas.
GERARDOTodo mi disgusto allanas.

Si�ntase en la silla.

LEONIDONo tienes que porfiar;
que due�o llego a ser hoy
de tu hermosura, Marcela,
porque me sirve de espuela
el afrenta que te doy.
MARCELA   Mira que te mira Dios,
y que tu padre te mira.
LEONIDOPodr�, Marcela, mi ira
satisfacer a los dos:
a Dios, porque le ofend�,
me lo pida junto todo;
y a mi padre, de este modo.
Saca la daga.
MARCELA�Tente, soberbio! �Ay de m�!
LEONIDO   Viejo, mi gusto estorb�is
tan s�lo porque lo veis,
y porque no lo estorb�is,
har� que no lo ve�is.
Esta daga vuestros ojos
punzar�.

Dale con la daga en los ojos, y llevar� Gerardo un lienzo con sangre.

MARCELA            Tenle, Lidora.
LEONIDOPues no lo ver�s; ahora
podr�n cesar mis enojos.
LIDORA   �En qu� Libia te has criado,
Hircano tigre, o qu� fiera
te di� la leche primera?
LEONIDOA�n no estoy desagraviado;
que no puede mi rigor
sufrir tanto desd�n junto;
ahora ha llegado el punto
de conocerlo mejor.
Humillad, viejo labrador,
a mi alfanje la cerviz,
que ten�is suerte infeliz,
pues hoy con fiero rigor
la muerte os he de dar yo,
pues vuestra hija atrevida
quiere que os quite la vida
con el rigor que mostr�.
Marcela, alto: a consentir
en mi gusto, o ver la muerte
de este viejo.
MARCELA                    �Acerba suerte!
�Qu� mal me puede venir
mayor? �Pu�dese sufrir
que me deshonre un infame,
y que la sangre derrame
del padre que me engendr�?
GERARDOMejor es que muera yo,
que no su amiga te llame.
Cierra los ojos al vicio,
y este caso no te tuerza;
d�jale que su vil fuerza
ejecute el sacrificio;
que ser� mejor servicio
al cielo, que est� presente,
que padezca un inocente
esta muerte apresurada,
que no verte a ti manchada
con acci�n tan insolente.
LEONIDO   �Qu� respondes?
MARCELA                             Que le des.
LEONIDOPues ya le doy.
MARCELA                      �Tente, aguarda!
GERARDOEa, hija, �qu� te acobarda?
LEONIDO�Ha de morir!
MARCELA                    Muera, pues;
mas no muera.
LEONIDO                     Descort�s
eres, infame, a mi gusto.
MARCELAQue muera y no muera gusto.
LEONIDOEso no tiene lugar.
MARCELAPues si muerte le has de dar,
que yo no lo vea es justo;
los ojos cubrirme quiero.

C�brese.

LEONIDOYa le doy.
MARCELA               �Que ya le das?
LEONIDOS�, pues tan cruel est�s.
MARCELADale, lobo carnicero,
deg�ella el manso cordero,
que en tus acciones registro,
y tu gusto no administro
por ser de vil inter�s,
un sacrificio al rev�s
en la causa y el ministro.
LEONIDO   Acaba de resumir
lo que has de hacer.
GERARDO                             �Oh, Marcela!
�Qu� cuidado te desvela,
hija, de verme morir?
No lo quieras diferir:
declara tu voluntad:
no te ciegue la lealtad
que es justo tenerme a m�;
que en no decir luego s�,
pones duda en tu verdad.
MARCELA   Pues no quiero, que haya duda,
sino que, patente el mundo,
entienda que no hay segundo
a mi valor. �De qu� duda
tu infame pecho? Sacuda
el golpe sin embarazo.
LEONIDOPues ya se ha llegado el plazo;
ejecuto mi rigor.
MARCELA�Favor, Supremo Hacedor!
LIDORA   �Det�n, Argol�n, el brazo!

Detiene Lidora a Argol�n.

LEONIDO   �A detenerme has venido,
perra! Por el Alcor�n,
que ha de abrasar Argol�n
a ti y al viejo atrevido
y aun el infernal bramido
has de temblar de mi furia,
pues tu presencia me injuria,
cuando con soberbio bando
venga a T�nez abrasando
por vengarme de esta injuria.

Vase.

LIDORA   �Favor, moros! �No hay alguno
que venga a favorecerme?

Sale Zulema.

ZULEMAAl mundo pienso oponerme
por ti, aunque soy s�lo uno.

Salen el Rey y Tiz�n.

REY�Qui�n, Lidora, fue importuno
a tu gusto? �Qui�n te dio
disgusto? �Qui�n se atrevi�
de los que en el mundo est�n?
LIDORAEl infame de Argol�n
con guerra me amenaz�:
dijo que bien se me acuerde,
que a componer va una escuadra.
REYCalla, que perro que ladra.
Lidora, muy poco muerde.
TIZ�NDe esta vez mi amo se pierde.
REYPoco tiene que perder,
seg�n su vil proceder.
TIZ�NEn este punto le dan,
al que prendiera a Argol�n,
a Lidora por mujer.

Vase.

REYDesde hoy por m� se te ofrece,
pues lo merece mi fe.

Vase.

ZULEMADe Lidora gozar�,
pues mi valor lo merece.

Vase.

LIDORABuena ocasi�n se me ofrece,
pues que la gente se fue:
venid, padre, y vos, hermana,
que pues el cielo os guard�,
he de regalaros yo.
GERARDOContigo mi bien se allana.
LIDORA   De mi condici�n extra�a
pod�is fiar.
GERARDO                Bien mostraste
lo mucho que me estimaste,
pues con tu vista gallarda,
siendo el �ngel de la Guarda,
hoy a guardarme llegaste.

Vanse.
Salen Tiz�n, y Zarrabull� con alforjas, y ha de llevar un saquillo con higos, otro con pasas, otro con arroz, y un poco de carne.

ZARRABULL�   Si t� hacer lo que me ofreces,
yo traer muy bien qu� comer.
TIZ�N   Si quieres a Mahoma ver,
te lo mostrar� mil veces.
La Gram�tica, en mi tierra,
catorce a�os estudi�,
y muy bien a musa s�,
porque s�lo aquesto encierra
hoy su ciencia mi capricho,
y har� que lo puedas ver.
ZARRABULL�Pues yo buscar qu� comer.
TIZ�NZarrabull�, ya te he dicho
que comer es desatino
higos sin pan.
ZARRABULL�                   Ya traer�n.
TIZ�NVenga abundancia de pan,
supuesto que falta vino.
ZARRABULL�   Yo voy por pan, pues te agrada.

Vase.

TIZ�NY �a qui�n no puede agradar?
�Vive Dios, que le he de dar
al perro burla extremada!
Ver� lo que trae aqu�
en esta alforja el cuitado:
con un saquillo he encontrado;
higos son. �Higos a m�?
Me dan enfado, �por Dios!
Y aqu�, para la memoria,
pasas: mala pepitoria.
Y �qu� habr� en estotro? Arroz:
alg�n Lucifer lo abra.
Otro envoltorio est� ac�:
veamos lo que ser�:
�Por Dios, que es carne de cabra!
Y �asada est�? Mal ag�ero;
�carne asada he de comer?
Pero �qu� tengo de hacer,
supuesto que no hay carnero?
Mal en mi est�mago forja
cabra asada. �Qu� har�?
Que si me destemplo, a fe
que ha de ser dentro la alforja:
disimulemos, que viene.

Sale Zarrabull� con pan.

ZARRABULLͿEn qu� diablo haber pensado
que todo lo haber sacado?
TIZ�NMoro honrado, as� conviene;
y ahora, mientras yo como,
para que me des contento,
has de decir al momento
qui�n era tu madre, y c�mo
en este mundo te ech�;
que si mi ciencia no yerra,
sospecho que alguna perra
la primer leche te di�.
ZARRABULL�   Yo, Tiz�n, ser africano,
y ser nacido en Tripol.
TIZ�NBueno vas.
ZARRABULL�                Adorar sol,
como se�or soberano;
tener mi padre Argolante
con mi madre, que ser mora,
a quien belleza atesora
con gran extremo.
TIZ�N                          Adelante.
ZARRABULL�   Despu�s que estar ya casada,
puedes, cristiano, creer
que, como al fin ser mujer,
hacerse luego pre�ada.
Venir a servir al Rey
mi padre, que te prometo
ser hombre de buen respeto
y moro de buena ley;
pero tener mala suerte,
que con ser hombre de haza�as,
un d�a, jugando a ca�as,
un caballero dar muerte.
De la alteraci�n muri�
mi madre, y el mesmo d�a,
con una grande agon�a,
a m� en el mundo me ech�.
Morir ella, al fin, de parto,
y perra que criar perrico,
dar leche a m� cuando chico.
TIZ�NA fe que me esfuerzo harto
por darle fin al panote.
ZARRABULL�Morir mi madre Pompeya,
y quedar yo con plebeya
gente, desnudo y pobrete,
aqu� en servicio del Rey:
ya no saber decir m�s.
TIZ�NBasta: a Mahoma ver�s,
porque eres moro de ley;
ver�s, valiente corsario:
los relieves que han quedado
he de poner en recado
por si fuera necesario.
T� te has de poner aqu�,
con los dos brazos cruzados
y con los ojos cerrados,
y estar�s diciendo as�:
�Ard�a, Mahoma, ard�a,
m�s que agua tiene el Po,
que ard�a quisiera yo,
y para t� moscard�a.�
Diciendo esto, arriba mira,
y luego a Mahoma ver�s:
Zarrabull�, �quieres m�s?
ZARRABULL�S�lo que no ser mentira.
TIZ�N   �Mentira yo? Parto listo;
que el negocio es harto grave.
Andando yo en una nave,
hacer esta burla he visto.

Vase.

ZARRABULL�   �Qu� contento ser, se�or,
si a Mahoma santo ver!
Nunca pensar merecer
tan soberano favor.
Ard�a, santo Mahoma,
tanto como el r�o Po:
�S� responde? Pero no,
que no parece ni asoma.
Ard�a: aqu� se derriba
todo el palacio de Meca,
y aqu� siciliano peca
sin ver a Mahoma arriba.

Pone Tiz�n un cuero hinchado, y dice arriba:

TIZ�N   Ya estoy puesto en alta proa;
alza los ojos y mira.
ZARRABULL�Que castigar siciliano;
hacer el Rey que encerrado
estar continua mazmorra.
TIZ�NPues �de qu� te alteras, zorra?
que la verdad te he contado:
�No advierte que es majadero,
pues tan a pecho lo toma?
Porque en su tiempo, Mahoma
de s�lo vino fue arriero.

Arr�jasele.

ZARRABULL�   Yo os har� bien castigar
porque ser tan atrevido.
TIZ�NLa burla pesada ha sido,
mas yo la habr� de pagar.






Jornada tercera


Salen el Rey y Zulema.

REY   Aqu�, arrojado del viento,
en una barquilla pobre
dicen que aport�.
ZULEMA                         Contento
tengo, que pesar le sobre
a quien le falta el talento:
�B�rbaro vil, que pudiera
ser regalado y servido!

Sale Leonido muy furioso, y Cristo responde a los ecos.

LEONIDOIngrato cielo, �qu� muralla?
CRISTO                                         Halla.
LEONIDONi qu� defensa un desdichado.
CRISTO                                              Echado.
LEONIDOCuyo deleite hoy consagrado.
CRISTO                                             Agrado.
LEONIDO�Una cruel sin afrentalla?
CRISTO                                     Halla.
LEONIDOY pretendiendo deshonralla.
CRISTO                                           Honralla.
LEONIDOY aunque del mar tan afanado.
CRISTO                                             A nado.
LEONIDOHe de volver al regalado.
CRISTO                                     Ado.
LEONIDOPor defender a quien me acalla.
CRISTO                                               Calla.
LEONIDO�Qui�n tal me diga? �El mundo tiene?
CRISTO                                                  Tiene.
�Alguna lengua desfrenada?
CRISTO                                          Nada.
LEONIDOSal, que mi rabia desespera.
CRISTO                                          Espera.
LEONIDO�Qu�, por el cielo santo!
que si viniese aqu�, sea quien fuera,
con una bofetada
he de obligarle que a mis plantas muera.

Sale Cristo de pastor, descalzo, ensangrentados los pies. con un zurr�n que llevar� lo que se dice adelante.

CRISTO   En busca de una oveja
vengo, que sin mirar cu�nto me debe,
de mi aprisco se aleja.
Amor es grande que mi pecho mueve;
que me cost� la vida,
y dame gran dolor verla perdida.
�Ingratos hombres! �C�mo
as� dej�is mi ley por vuestro gusto?
Pues a mi cuenta tomo
premiaros siempre m�s de lo que es justo,
y veis que mi contento
le tengo siempre en dar por uno ciento:
Decid, inadvertidos,
�por qu� atend�is tan poco a lo que importa?
Pues veis que los sentidos,
la hacienda y el vivir, todo lo acorta,
y la mayor fortuna,
que al viento va, la tumba de la Luna.
Tened, tened la rienda;
que en el juego del mundo hay mil azares,
y es justo que se entienda
que paga leves gustos con pesares;
y el Cielo, a breves penas
da siempre gloria eterna a manos llenas.
Venid, ovejas m�as,
mirad vuestro pastor, que al sol y al fr�o
las noches y los d�as,
con la cabeza llena de roc�o,
os busca y os convida
con paz eterna y con eterna vida.
Sacad del duro pecho
alg�n balido, que en el mismo instante,
en firme amor deshecho,
el favor hallar�is en m� bastante;
que el darlo es ordinario,
pues soy propio pastor, no mercenario.
LEONIDO   �Eres, villano, a suerte,
aquel que respondi� cuando yo hablaba?
CRISTOYo soy el que a la muerte
me igualo en fuerzas.
LEONIDOPues responde, acaba,
�d�nde vas tan llagado,
de la planta al cabello ensangrentado?
CRISTO   En busca de una oveja
vengo, como me ves, pisando abrojos;
que la triste se aleja
de mi aprisco, por s�lo darme enojos;
y es tal su da�o horrendo,
que yo la busco, y ella me va huyendo.
LEONIDO   Pues �una oveja tanto
te importa a ti, pastor? Deja que muera.
CRISTO�Que tal digas me espanto!
Si me cost� la vida, bueno fuera
dejarla de esa suerte
donde un lobo voraz le diera muerte.
LEONIDO   Por dicha, �la has llamado?
CRISTOMil veces han tocado a sus orejas
las voces que le he dado.
LEONIDOY �no responde?
CRISTO                         Aquesas son mis quejas.
LEONIDODejadla por perdida.
CRISTO�Ay, que me cuesta mucha sangre y vida!
Por los da�os que ha hecho,
merece que un drag�n fiero la trague,
y su lascivo pecho
a m� los dejo todos que los pague;
y mi amor se revuelve,
que muera si a mi aprisco no se vuelve.
LEONIDO   Eres t� un ignorante;
que si esa oveja que pintaste, fuera
con vida semejante,
y por desgracia m�a la tuviera,
luego que la encontrara,
en manos de mil fieras la entregara.
CRISTO   �Ay, hombre, qu� enga�ado
vives; mira por ti, que esa sentencia
que en mi presencia has dado,
ser� al fin quien te tome residencia;
y pues a Dios no quieres
volverte, morir�s!

Hace como que se va.

LEONIDO                         Tente; �qui�n eres,
que muestras tal ultraje
de m�? �Qui�n eres, que me enoja el verte?
CRISTOEl que tom� este traje
para satisfacer lo que se arroja
tu condici�n da�ada:
d�besme mucho y no me pagas nada.
LEONIDO   A furia me provoco
de s�lo haberte o�do que te debo;
mas d�jote por loco,
y a sufrir tus locuras me conmuevo.
�Mirad qu� Marco Craso,
para poder debelle hacienda acaso,
siendo un descalzo triste,
de andar entre las zarzas lastimado!
CRISTOPues en eso consiste
lo que me debes, y por ti he pagado
que la vida me debes
y me la has de pagar.
LEONIDO                                 Necio, no pruebes
mi furia e impaciencia:
vete, villano, porque yo me espanto
que mi corta paciencia
haya podido ya sufrirte tanto.
CRISTOHarto m�s he sufrido
yo por tu amor, y mal agradecido.
LEONIDO   Vete, loco inocente,
y no me enojes m�s, que si me enojas,
te pesar�.
CRISTO              Detente;
y pues de aqu� con tal desd�n me arrojas,
y me tienes en poco,
aqu� me has de pagar.
LEONIDO                                �Gracioso loco!
CRISTO   En este zurr�n pobre
est� lo que me debes; considera
si es justo que lo cobre,
pues lo pagu� por ti.
LEONIDO                              Ver�lo, espera;
pero de paso advierte
que si me burlas te dar� la muerte;
mas porque no te ausentes
mientras en ver lo que es yo me embarazo,
y burlarme no intentes,
te quiero ata, pastor.

Hace como que le ata.

CRISTO                             Con otro lazo
mayor estoy atado.
LEONIDOMuestra el pobre zurr�n: �oh, qu� pesado!
CRISTO   Si de s�lo tocarlo
pesa tanto a quien hoy por ti lo lleva.
�qu�, pesar�?

Vase.

LEONIDO    Mirarlo
quiero, pastor, y hacer luego la prueba
si es lo, que dices llano,
y si mientes, tu muerte est� en mi mano.

�ntrase Cristo, y Leonido saca lo que hay en el zurr�n.

LEONIDO   Alg�n tesoro escondido
sin duda debe llevar
en este zurr�n metido,
y �l se me quiere escapar
con aquel modo fingido;
Pero en breve har� mi mano
aqu� el tesoro muy llano;
que todo lo pienso ver,
si ya no viniera a ser
otro caballo Troyano.
Pero que no lo ser�is,
Zurr�n, de ninguna suerte,
est� cierto, aunque encerr�is
traici�n; que es muralla fuerte
esta que encontrada hab�is;
y as�, vuestras invenciones,
trazas embustes, traiciones.
por in�tiles condeno,
aunque traig�is en el seno
metidos diez mil doblones.
Buena es la suerte primera,
pues he hallado una corona,
y a muy buen tiempo viniera
para adornar mi persona,
si de todo el mundo fuera.
Pero aunque fuera del mundo,
ya su estimaci�n no fundo;
que era hacer un desatino,
siendo premio tan indino
a mi valor sin segundo.
Y estos viles aparatos,
como de burlas resisto,
siendo indignos de mis tratos:
vaya, los estime Cristo
all� en casa de Pilatos,
que tuvo por grande haza�a
ver que la judaica sa�a
honrase sus sienes dinas
con la corona de espinas
y con el cetro de ca�a.
Mas pasemos adelante,
puesto que mi furia aplaco
por este peque�o instante,
para vaciar este saco
de aquel pobrete ignorante,
�Linda joya, por mi fe,
pues una t�nica hall�,
y tras ella unos azotes:
parece que me da motes!
�Azotes yo? �Para qu�?
�A m� t�nica? �Soy loco,
o por dicha galeote,
pues me estiman en tan poco,
que me muestran el azote?
A c�lera me provoco.
Veamos qu� queda ac�:
una soga, bueno est�:
esta obligaci�n os debo;
vos la pagar�is, mancebo,
como luego se ver�.
Todo lo que hay he sacado,
y no hallo relaci�n
de lo que me hab�is cargado,
porque estos vestidos son
de un hombre crucificado.
Miremos si algo se queda:
una cruz, para que pueda
decir con fiero rigor
que burl� de mi valor
un manso en esta arboleda.
�As� burlar mis intentos
vuestra malicia quer�a
con tan varios instrumentos?
All�, al Hijo de Mar�a,
que sabe de estos tormentos;
que a m� no se me ha de dar
burla de tanto pesar.
Y para que no os burl�is
otra vez, lo pagar�is
en este mismo lugar.
�Infame! �De esta -manera
pensasteis burlarme vos?
Ver�is mi venganza fiera;
que aunque fuera el mismo Dios,
sin castigo no se fuera,
que le diera mi semblante
mil muertes.

Desc�brese un crucifijo, y dice, puesto a las espaldas, Cristo:

CRISTO                 Tente, arrogante.
LEONIDO�Qu� es esto, divino Al�?
CRISTONo te espantes.
LEONIDO                       �Qui�n ser�
el que ahora no se espante?

Cae en tierra Leonido.

CRISTO   Levanta y oye, Leonido,
si ya tu vida malvada
no te limita las fuerzas;
que suele el vicio agotarlas.
Ya, Leonido, lleg� el tiempo
en que al justo satisfagas
lo mucho que has mal llevado,
haci�ndome tu fianza,
considera que has usado
mal de mis mercedes santas,
porque a mercedes de Dios,
pecados no es buena paga.
Mira mi cuerpo, y ver�s
s� he pagado por tu causa
las maldades que mil veces
me dijiste que pagara.
A un sacerdote le diste
un bofet�n, y en mi cara
son� el golpe; que son Cristos,
como la Iglesia lo canta.
Son mis espejos, y t�,
con mano descomulgada,
romper quisiste el espejo
a donde Dios se miraba.
Muchas doncellas ilustres,
nobles, prudentes y sabias,
por ti dejaron de serlo;
mira qu� pesada carga.
A muchos has deshonrado,
que de honrados se preciaban,
s�lo por echar mi honra,
como la echaste, en las plazas.
Mira a Gerardo, tu padre,
las injurias, las infamias
que usaste, fiero y cruel,
con aquellas nobles ca�as.
Mira estas manos, Leonido,
con dos clavos taladradas,
y mira luego las tuyas
de tu buen padre en la cara.
Mira mi pecho tambi�n,
pasado con una lanza,
y mira el tuyo ocupado
en deshonrar a tu hermana.
Dime �qu� aguardas, Leonido?
Dime, Leonido, �qu� aguardas?
Y �con qu� piensas pagar
lo que mis, deudas te alcanzan?
Hoy, Leonido, he de cobrar
las honras, las bofetadas,
las afrentas, los insultos
que cargaste en mis espaldas.
Todas las pagu� por ti;
mas hoy pretendo cobrarlas;
que es ya tiempo que se vea
satisfecha la fianza.
LEONIDOConfieso, divino Dios,
que son mis maldades tantas,
que ser� imposible cosa
que al justo las satisfaga.
Confi�soos por Dios eterno,
cuya bondad soberana,
si bien en personas trina,
es una esencia sagrada.
Confi�soos sacramentado,
y que me pesa en el alma,
por ser quien sois sin mirar
otro castigo ni paga.
Propongo de no pecar
y apartar con eficacia,
Se�or, de vuestras ofensas,
las ocasionen que da�an.
De confesarme propongo
si hay con qui�n, y si no, valga
esta confesi�n que hago
humillado a vuestras plantas.
Vos sois sumo sacerdote,
y as�, mis culpas aguardan
absoluci�n, pues la lengua
todos mis vicios declara.
A mis contrarios perdono,
y mi vida, aunque tan mala,
en satisfacci�n ofrezco,
si es satisfacci�n que basta.
Como os lo pido, Se�or,
conf�o que esas entra�as
me otorgar�n el perd�n,
a quien se sigue la gracia,
porque muriendo con ella,
merezca, Se�or, mi alma
gozar de vuestra presencia
en las celestiales salas.
CRISTO   Aun tienes buena ocasi�n,
Leonido; el vicio despide,
porque jam�s a quien pide
supe negar el perd�n.
Procura de refrenar
el desbocado caballo
del vicio; que en refrenallo
est� tu gusto o pesar,
si gusto has de conseguir,
pon rienda de modo al gozo,
que no te enga�e el ser mozo,
porque es incierto el vivir.
Aqu� estoy; el mundo entienda
que en la cruz se ven mis brazos
para dar de padre abrazos
al pecador que se enmienda:
mira lo que por ti hago:
vida y sangre derram�.
LEONIDOLa vida y sangre dar�
si con vida y sangre pago:
yo ofrezco desde este d�a
verterla toda por vos;
pero la sangre de Dios
no se paga con la m�a.
De verterla tengo gusto
para empezar a pagaros,
pero no podr� dejaros
satisfecho todo al justo,
porque en paga por Dios hecha,
por mucho que me despeje,
es imposible que deje
la fianza satisfecha.
Pero, soberano Dios,
para tal obligaci�n,
haced en m� ejecuci�n,
que todo me entrego a vos.
Y aunque mi inicua conciencia
merece castigo fiero,
de vuestro aspecto severo,
apelo a vuestra clemencia.
CRISTO   Si lo cumplieres as�,
mi auxilio no faltar�;
ea, Leonido, basta ya;
qu�date, y mira por ti.

C�rrese la cortina.

LEONIDO        �Qu�date, y mira por ti?
Con tal extremo ser�,
Se�or, que el mundo podr�
Tomar ejemplo de m�.
Vaya fuera el alfanje que he ce�ido,
la manga y capellar vayan afuera;
el turbante tambi�n; que me ha tenido
el sentido burlado en la carrera
del inmenso Se�or que me ha sufrido
lo que, a no ser un Dios, jam�s sufriera;
que es justo conocer que est� a mi cargo
larga cuenta que dar de tiempo largo.
�Qu� cuenta podr� dar quien tan sin cuenta
ha vivido muriendo tiempo tanto,
llevando por blas�n hacer afrenta
al que es entre los santos el m�s santo,
sin mirar que las culpas siempre cuenta
el Rey que reina en el eterno llanto?
Y, en fin, ha de llegar el peligroso
tr�nsito breve y t�rmino forzoso.
Venid, t�nica; vos ser�is marlota
y defensa del cuerpo m�s enorme
que el mundo todo vio, cuya derrota
a la divina ley fue desconforme;
servidme, pues, desde hoy de fuerte cota,
para que as� mi vida se reforme;
que espero, sin tener alg�n descargo,
terrible tribunal y juicio largo.
Y vos, corona, traspasad mis sienes,
trayendo a la memoria mis maldades,
por cuya causa los celestes bienes
de m� se ausentan; y en mis mocedades
dadme valor, que exp�e los vaivenes
de mi torpe vivir y ceguedades;
y el tiempo del j�icio es temeroso,
aun a los mismos santos espantoso.
Pues si a los santos, que con vida santa,
al que vida les dio siempre han servido,
y el pensar en la cuenta les espanta
de tal modo, que pierden el sentido,
a quien as� en maldades se adelanta,
quien tanto y tan sin orden ha vivido,
�d�nde vendr� a parar, siendo en su cargo
muchas las culpas, d�bil el descargo?
Salid aprisa, l�grimas, del pecho;
que ya los ojos prestan franca puerta,
hasta tanto salid que est� deshecho,
y su dureza en cera se convierta.
Salid, que es el salir de gran provecho;
no aguard�is a salir, que es cosa cierta,
en el trance final, aunque es piadoso,
recto el Juez, y entonces riguroso.
Salga el infierno todo y sus secuaces,
y as� de sogas me prevengo luego.
Vos, soga, me honrar�is; que estos disfraces
le causan a Luzbel desasosiego, por ver que con mi Dios quiero hacer palces
lo que hasta conseguirlo, no sosiego, y no esperar con un regalo tierno
punto en que va a gozar de Dios eterno.
Y vos, divina cruz, en quien la vida
perdi� la vida por el hombre humano,
a mi pecho ir�is continuo unida,
porque con vos el paso tengo llano.
Si me serv�s de escudo, la subida
del cielo tengo cierta; que en mi mano
me deja Dios el gozo sempiterno,
o penar para siempre en el infierno.

Salen el Rey y Zulema.

ZULEMA   Det�n el paso; que si mal no escucho,
ya la voz de Argol�n he conocido,
y con mil dudas temeroso lucho,
seg�n de las que he entendido.
REYNo tienes que dudar, porque no es mucho
que haya vuelto a su ley el fementido,
pues sabes, gran Zulema, y es muy llano,
que nunca fue buen moro el mal cristiano.
Si mientras de su Dios la ley segu�a,
jam�s, como era justo, la guardaba;
�de qu� te espantas, di, que en este d�a
el enga�o le lleve en que pensaba,
busque el pesar y deje la alegr�a
con que en T�nez el tiempo le gustaba;
que el que ofender su Dios a cargo toma,
tambi�n querr� ofender al gran Mahoma.
ZULEMA   Sin duda que es verdad nuestra sospecha,
que arrodillado all�, si mal no veo,
est�; pero ya sabes, no aprovecha
contra su furia riguroso empleo.
REYMuestra al llegar valor, y con deshecha,
c�gele de las sogas.
ZULEMA                              El trofeo
mayor que hombre gan� tengo en mi mano,
si con ellas hoy prendo a este cristiano.
LEONIDO   Llegad, llegad, ministros del infierno;
llegad, feroces lobos, a esta oveja,
que por haber vivido sin gobierno,
a voces de m� mismo formo queja.
Llegad, pues que lo quiere el sempiterno,
que en mis manos mi gloria o pena deja,
y os hace en mi mudanza ser registros,
siendo de su furia los ministros.
Llegad, y no tem�is; que ya Leonido
no es aquel que otro tiempo en este puesto
aniquil�, furioso y atrevido,
de vuestra fuerte escuadra todo el resto.
Llegad, moros, llegad, porque vencido,
y a no volver furioso est� dispuesto;
que aquel le�n que visteis tan severo,
hoy le ten�is aqu� manso cordero.
ZULEMA   �Si podremos llegar, o si �ste ordena
contra nuestro valor fieras traiciones,
y siendo de este mar cruel sirena,
nos quiere atraer as� los corazones?
�Si es por dicha en la voz feroz hiena,
y con estas astutas invenciones,
que lleguemos procura, y en llegando,
su furia ejercer� como otro Orlando?
LEONIDO   No temas, gran Zulema: llega, toma
la soga que en mi cuello ves pendiente;
que si servir pretendes a Mahoma,
as� le sirves t�, y yo al inocente
cordero que naci� de la paloma
limpia a quien ofend�.
REY                               Zulema, tente;
que mostrar mi valor y esfuerzo quiero,
prendiendo a este furioso carnicero.
Ya le tengo.

C�gele de la soga.

ZULEMA                  Buen lance hemos echado.
REYA T�nez le llevemos.
LEONIDO                               Eso estimo:
con vuestra cruz, mi Cristo, voy cargado
a imitar vuestros pasos hoy me animo;
atinque mis culpas son en tanto grado,
que de s�lo pensarlo desanimo,
y llevarlas no puedo; mas yo creo
que ser�is en mi ayuda Cirineo.

Vanse.
Salen Lidora y Tiz�n, y llevan un Ni�o Jes�s.

LIDORA   Pros�gueme la lici�n
de ayer tarde, porque quiero,
pues solos ahora estamos,
aprovecharme del tiempo.
TIZ�NYa los Art�culos sabes,
el Padre nuestro y el Credo,
tambi�n el Ave Mar�a.
LIDORATodo eso lo s�, y lo creo.
TIZ�NPues oye, escucha, se�ora;
te ense�ar� los preceptos
que, para gozar su vista,
nos manda Dios que guardemos.
LIDORA�Cu�ntos son?
TIZ�N                      No m�s de diez.
LIDORAQu�, �en solos diez Mandamientos,
consiste la salvaci�n
de un cristiano?
TIZ�N                       En solos esos.
LIDORAPues di presto cu�les son;
pero esc�chame primero.
Vu�lveme a decir el c�mo
muri�, siendo Dios inmenso,
porque as� se contradice,
que no puede en un sujeto
haber mortal e inmortal,
haber temporal y eterno.
TIZ�NDices muy bien; pero mira:
por el pecado primero
que contra Dios cometi�
Ad�n, la fruta comiendo,
quedamos sus descendientes
condenados al infierno,
sin esperanzas que el mundo,
pudiera darnos remedio;
porque como era el delito
hecho contra Dios inmenso,
otro inmenso solamente
bastaba a satisfacerlo.
Esto ac� no era posible;
y as� el sacrosanto Verbo,
de amor del hombre movido,
quiso pagar estos yerros.
Y como al fin siendo Dios
tan poderoso y eterno,
tan inmortal y tan sabio
(como lo es su Padre mesmo),
no era posible el morir,
visti�se del traje nuestro,
naciendo de una doncella,
la mejor de tierra y cielo.
Esta es la Virgen Mar�a,
de perseguidos consuelo,
de pecadores amparo
y de afligidos remedio.
D�sta, en un pobre portal,
naci� ni�o, humilde y tierno,
y al fin despu�s padeci�
lo que has o�do en el Credo.
LIDORAY dime, Tiz�n, �podr�
ver yo a Dios?
TIZ�N                     No puedes verlo
estando en carne mortal;
que nadie lo ve en el suelo.
LIDORASiquiera un retrato suyo.
TIZ�NRetrato, yo te le ofrezco:
uno tengo yo, se�ora,
de aquel tan felice tiempo
de cuando Dios era ni�o.
LIDORAD�melo; que a un ni�o tierno
mejor le caer�n amores,
y es el que tengo en exceso.
TIZ�N   Este es, Lidora, el espejo
en quien el cielo se mira.
LIDORADe gozo el alma suspira
con mirarle.
TIZ�N                 En �l te dejo
cifrado todo el consuelo,
el contento, la alegr�a,
poder y sabidur�a
de todo el emp�reo cielo.

Vase.

LIDORA   Tiz�n, la sala despeja,
y pues siempre fuiste fiel,
guarda la puerta, y con �l
un poco a solas me deja.
Solos habemos quedado,
Eterno Ni�o, los dos,
para que mi obscura noche
alumbr�is con vuestro sol.
Decid, Cordero divino,
�qui�n tanta dicha me dio,
que siendo como soy perra,
os tenga en mi mano yo?
�C�mo os deja vuestra Madre
en mi poder? Mas no err�;
que si a m� perra me llaman,
vos sois gigante y le�n.
Volvedme el rostro, bien m�o,
a mirar un coraz�n
que por los ojos se sale
todo por veros a vos.
Pero no quer�is mirarle,
por nacer como naci�
en tierra que s�lo os nombra
por ignominia o bald�n.
S� que soy vuestra enemiga,
porque el agua me falt�
del bautismo verdadero;
pero, divino Se�or,
permitid me la concedan,
y porque no falte yo,
dar� tanta de mis ojos,
que baste a lavar mi error.
Ni�o hermoso de las ni�as
de mis ojos, sab�is vos
que, a poder sacarlo, al punto
os diera mi coraz�n.
Dicen que no neg�is cosa
a quien pide con fervor;
piedad, mi Ni�o y Se�or,
no me trat�is con rigor,
que si l�grimas os mueven,
l�grimas vertiendo estoy.

Llora, y salen Gerardo, Dionisio, Marcela y Tiz�n.

MARCELAA tus pies, Lidora hermosa,
mi querido esposo llega,
porque es justo te los bese
como a su se�ora y reina.
DIONISIOTus plantas me da.
LIDORA                            Levanta;
que no es bien que est� en la tierra
un marido de mi hermana.
�C�mo est�s?
DIONISIO                     Como el que llega
al puerto donde descansa,
despu�s de largas tormentas.
LIDORA�A qu� vienes?
DIONISIO                       Si me escuchas,
dir�lo en breve.
LIDORA    Esa prenda.

Dale el Ni�o.

Guarda, Marcela, entretanto.
MARCELABasta mandarlo tu Alteza
para que la guarde yo,
aunque diferente fuera.
DIONISIOUn d�a, Lidora hermosa,
que las escuadras soberbias
de la gran T�nez llegaron
a Alicata a tomar tierra,
quiso mi desgracia, o quiso
Dios, porque a verte viniera,
que mi esposa con su padre,
un criado y yo, la fresca
estuvi�ramos tomando
en la apacible ribera
del mar, sirviendo de alfombra
a los cuatro sus arenas;
cuando estando descuidado,
Dios, que las cosas ordena
(del modo que m�s conviene,
conforme su Providencia),
permiti� que nos hallaran
los moros; pero yo, apenas
lo sent�, cuando desnudo
el acero en mi defensa.
Un rato me resist�,
mas al fin, como ellos eran
muchos, de dos estocadas
me hicieron medir la tierra.
Dej�ronme, al fin, por muerto
en la apacible ribera,
donde con mi sangre propia
daba esmalte a sus arenas.
Y vi�ndome de esta suerte,
me priv� su fortaleza
de las cosas que en el mundo
de mayor consuelo me eran;
y a mi esposa me robaron
y este viejo, cuyas hebras
blancas en barba y cabello,
toda Alicata respeta.
Quiso el cielo, noble mora,
que mis heridas tuvieran
buen suceso, y as� en breve,
sano y libre me vi de ellas.
As� que yo me sent�
con alivio de las penas,
cuando intent� mi jornada,
aunque con peque�as fuerzas.
Pretend�, Lidora, hablar
(si bien cautivas mis prendas,
pero con salud); mas veo
aquellas dos luces muertas,
sus dos soles eclipsados,
de cuyos rayos pudieran,
si al sol le faltara luz,
participar las estrellas.
Veo sin vista a mi padre,
y a mi esposa casi ciega
de las l�grimas que vierte
por qui�n es justo las vierta.
Veo que un traidor, se�ora,
de esta noble casa vieja
las ventanas ha cerrado,
porque nadie habite en ellas.
Las lunas de aquel espejo,
en quien la honra reverbera,
rompi�, porque sus maldades
no se notasen en ellas.
Consider� que a la luz
de su padre era bajeza
hacer las obras que hace,
y as� le puso en tinieblas.
A �l le quit� la vista,
y a m�, que le hallo sin rienda,
me ha quitado el coraz�n.
LIDORABasta, Dionisio, sosiega:
da lugar al tierno llanto;
que quiere Dios que no vea
Gerardo lo que hace su hijo,
que si lo viera, muriera.
�T� vienes a rescatallos?
DIONISIOLa m�s parte de mi hacienda
en plata he vuelto, por dar
lo que por ellos pidieran.
LIDORASi en mi mano su rescate,
Dionisio noble, estuviera,
sin dinero los librara,
aunque aumentara mis penas;
pero no puedo yo darlos;
que aunque es verdad soy su due�a,
y me sirven, pero tengo
al Pr�ncipe dependencia,
y no puedo.
GERARDO                 Sabe Dios,
hijo, que yo no quisiera,
aunque muriera, dejar
de Lidora la presencia,
que como a Marcela estimo,
por ver que tiene Marcela
en ella una noble hermana,
y yo una hija tengo en ella.
DIONISIOYo no basto a dar las gracias
de ver que mis caras prendas
con tanto respeto tratas;
y el cielo premio te ofrezca.

Sale Zarrabull�.

ZARRABULL͡Albricias, se�ora, albricias!
LIDORADar�las seg�n las nuevas.
ZARRABULL�Que traen preso a Argol�n,
el Rey y el fuerte Zulema.

Vase.

MARCELAEl cielo nos junta a todos:
Dionisio, muestra prudencia;
que jam�s he visto a este hombre
sin causarme mucha pena.

Salen el Rey y Zulema, y �ste lleva una carta, y Zarrabull� saca de la soga a Leonido.

ZARRABULL�   �Ande el esclavo!
LEONIDO                             Si soy
siervo y en cadena vengo,
infinitas gracias doy
a Dios, pues tal dicha tengo,
que a satisfacerla voy.
REY   Ya, Lidora, se ha cumplido,
lo que mandaste, al instante,
pues en cadena he tra�do,
como ves, al arrogante
que dices que te ha ofendido:
darte gusto he procurado,
y aunque a muerte condenado,
le traigo hoy a tu presencia;
puedes la justa sentencia
revocar.
LIDORA           Hasme obligado,
pr�ncipe invicto, de suerte,
con tu t�rmino cort�s,
que aunque me esfuerce a vencerte
con las cortes�as, es
muy imposible que acierte;
as�, conociendo voy
en el estado que estoy,
por mil diversos motivos,
que son tuyos los cautivos,
y yo tambi�n tuya soy.
LEONIDO   A vuestras plantas ten�is,
padre, aquel que no merece
nombre de hijo: bien pod�is
pisarme; que el cielo ofrece
ocasi�n en que os vengu�is.
Ya, padre, el cielo ofendido,
a vuestros pies me ha tra�do;
que es justo, pues mi altivez
poneros quiso a mis pies,
que est� a los vuestros rendido.
Antes que vaya a morir,
padre, os quiero suplicar
(si me quisiereis o�r)
que se�is padre en perdonar,
pues fuisteis padre en sufrir.
A vuestras plantas estoy:
mirad que vuestro hijo soy,
y aunque tanto os he agraviado,
es bien vaya perdonado,
pues que ya a la muerte voy.
Ya voy a pagar a Dios
las ofensas; a vos, padre,
tambi�n; perdonad los dos,
que di la muerte a mi madre,
y esto no lo sab�is vos.
Al campo, estando pre�ada,
la saqu�, y vi�se acosada,
cuando una ni�a pari�,
la que una osa se llev�
en la boca atravesada.
Quise seguirla y no pude;
que mi madre voceaba,
diciendo que intento mude,
porque el parto le duraba,
y as�, que a su pena ayude.
Dej� la osa perseguida,
volv� a la mujer, y hall�
lo que tanto me consuela,
otra hija, que es Marcela,
en tierra, reci�n nacida.
GERARDO   Hijo, basta; que aceleras
mi muerte con tal tormento:
edad cansada, �qu� esperas,
pues que sirve de sustento
mi misma sangre a las fieras?
LEONIDO   El darme perd�n os cuadre
deste descontento, padre,
porque tal mi enojo fue,
que con la daga saqu�
luego del mundo a mi madre.
Esto es, padre, lo que pasa;
todo el mal os viene junto,
y aunque la raz�n me abrasa,
ella muri�, y luego al punto
a Marcela llev� a casa.
Esta muerte di a entender
que del parto sobrevino,
y as� no vino a creer
que tan fiero desatino
s�lo yo lo pude hacer.
Estas mis maldades son,
de todas pido perd�n,
porque la muerte me espera;
vuestro valor no difiera
de darme la absoluci�n.
REY   Zarrabull�, lleva luego
donde te dije, a Argol�n.
LEONIDOQue me perdon�is os ruego,
porque aguard�ndome est�n
madero, cuchillo y fuego.
GERARDO   Pues tu vida se desv�a
de cualquiera perdici�n,
y para la gloria gu�a,
dete Dios su bendici�n,
hijo, junto con la m�a.
LEONIDO   No llor�is, padre y se�or,
que me caus�is gran dolor,
y llorar Dor m� es en vano;
dadme a besar esa mano
en se�al de paz y amor.
Adi�s, Marcela; esos brazos
me da; mi Dionisio, adi�s,
que se han llegado mis plazos;
y perdonadme los dos.
MARCELAEl perd�n y mil abrazos
te daremos.
LEONIDO                    Gran Lidora,
ya se ha llegado la hora;
esas prendas te encomiendo.
LIDORAT� vas a morir, y entiendo
que mi pecho sangre llora.
ZARRABULL�   �Venga el perro!

Vanse.

REY                            Ya se ha ido;
d�nde va, sabr�s despu�s;
y pues vivo le he tra�do,
ser� raz�n que me des
la mano como a marido.
Tu palabra diste.
LIDORA                            �Pues?
REYQue me la cumplas te pido.
LIDORA   En todo andas cortesano,
y pues en ello yo gano,
puesto que lo trabajaste,
ya que mi mano ganaste,
digo que te doy la mano
Con mucho gusto.
ZULEMA                             Detente,

Va a darle la mano y se detiene.

valeroso Belerbeyo,
y antes que le des la mano,
escucha lo que refiero.
Tu padre el Rey, que ha diez a�os
que, como sabes, su cuerpo
ocupa, por mucha edad,
una cama estando enfermo;
que aunque no tiene otros males,
solamente bastan �stos,
pues nunca tiene salud
un hombre en llegando a viejo
sabiendo que pretend�as
tomar estado, y sabiendo
dabas la mano a Lidora,
tan digna de merecerlo,
me manda que al tiempo mismo
que quisieses tratar de ello,
tomando resoluci�n,
te diese, se�or, un pliego,
el cual de su propia mano
escribi� el anciano viejo;
que no fiarlo de otro
es sin duda un gran secreto.
Esta es la carta, se�or;
yo cumplo su mandamiento,
pues que te la di en el punto
que te casas.
REY                   �Bueno es eso!
Pues �qu� pretende mi padre?
ZULEMAEso no puedo saberlo;
cerrada me dio la carta,
y cerrada te la entrego.
REYL�ela t�.

Abre la carta Zulema.

LIDORA            �Oyes, Marcela?
Si permitiesen los cielos
que no llegase a tener
este casamiento efecto...
ZULEMAToda es, se�or, de su mano.
REYL�ela, acaba; que ya veo
que es letra suya.
ZULEMA                        As� dice:
Est�me, se�or, atento.

Lee la carta Zulema.

�Hijo, por haber entendido, que quieres
dar a Lidora la mano de esposo, os aviso
como no era vuestra igual, porque habr�
diez y seis a�os que yendo a caza de cristianos,
en la ribera del Alicata, heredad
famosa de la isla de Sicilia, se la quit� a
una osa de la boca, que con feroz violencia
la llevaba. Ella desciende de cristianos,
y as� no os conviene por no ser vuestra
igual, ni con mi gusto har�is semejante
casamiento. Y advertid que, de hacer lo
contrario, os podr�a resultar alguna gran
desgracia, por la indignaci�n que pudiera
tomar nuestro gran profeta Mahoma. Al�
os guarde. Vuestro padre, AMETE, SULT�N.�
REY�Qu� es esto, divino Al�?
TIZ�NQue lleg� el impedimento
a la primer monici�n.
GERARDO�Qu� esto, divino cielo?
TIZ�NDesgracia grande, a fe m�a:
si hay Papa en T�nez, pedirle
dispensaci�n.
GERARDO                   Calla, necio:
t� mi hija eres, Lidora,
porque si mal no me acuerdo,
las razones de Leonido
conforman con este pliego.
LIDORAVuestra hija soy, �oh Gerardo!
Y gusto tanto de serlo,
que estimo la filiaci�n
m�s que de T�nez el reino:
Marcela, dame los brazos,
pues tal hermana granjeo,
MARCELABrazos, pecho y coraz�n,
con el alma te prevengo.
REY�Vive el cielo, ingrato padre,
que por el aviso vuestro
quisiera daros mil muertes!
TIZ�NOtra pendencia tenemos:
bueno fuera haber marchado
y no estar aqu�; que creo
que hemos de majar esparto
por el porte de aquel pliego.
REY�No me dejar�s gozar
de Lidora por lo menos
cuatro d�as, y despu�s...
TIZ�NDespu�s que la papen duelos:
�l te aborrece, Lidora.
LIDORAPermita, Tiz�n, el cielo,
que me desprecie Argol�n.
TIZ�NS� har�; que est� bien lo hecho.
REYAl fin, ya soy rey de T�nez,
y esta vez, como rey, quiero
mostrar mi heroico valor.
Parte, Tiz�n, al momento,
y si no han muerto a Leonido,
di que venga aqu�; que intento
dar a todos libertad
y os vay�is a vuestro reino.
LIDORAMuestras, se�or, ser quien eres.
REYLo que importa es que al momento
que Leonido venga, os vay�is
antes que me maten celos.

Sale Zarrabull� alborotado.

ZARRABULL�Si quieres ver a Argol�n,
invicto rey Belerbeyo,
alza los ojos y mira.

Desc�brese una aparici�n donde est� Leonido crucificado, ensangrentado y con corona de espinas.

REY�Qu� es esto? �Argol�n ha muerto?
LEONIDOYa, padre, ha llegado el plazo
de satisfacer al cielo
las ofensas, las maldades,
las injurias que le he hecho.
Ya, padre, permite Dios
que los muchos vituperios
de que yo le hice fianza,
los pague en este madero.
Ya te agradezco y estimo,
famoso rey Belerbeyo,
que me pagues como rey,
pues me das un reino eterno.
MARCELAHermano, ruega por m�
cuando est�s gozando el cielo,
y por tu hermana Lidora,
porque ya se ha descubierto
ser la misma que dijiste
que se llev� la osa huyendo.
LIDORAYa soy tu hermana, Leonido.
LEONIDOAhora muero contento,
pues tal ventura he tenido:
Lidora, los altos cielos
te den su gracia.
GERARDO                       Y a m�,
hijo del alma, consuelo
de esta cansada vejez,
dame los brazo; que quiero
ba�ar mi rostro en la sangre
que viertes por Dios eterno.
LEONIDOTu celo es muy justo, padre.
GERARDOLl�game, Dionisio, al cuerpo
de mi querido Leonido.
Dame los pies; mas �qu� veo?
Hijos, la vista he cobrado;
que si de mi hijo el acero
con sangre me la quit�,
hoy su sangre me la ha vuelto:
hijo del alma querido,
lo que te suplico y ruego
es que te acuerdes de m�
cuando est�s all� en los cielos,
puesto, que soy yo tu padre.
LEONIDODigo que lo har�.
LIDORA                         Y mi pecho
merezca, hermano Leonido,
le alcances en breve tiempo
me limpie el agua divina
del bautismo verdadero.
LEONIDOPor todos, aunque soy malo,
prometo hacer como bueno,
porque los buenos alcancen
perd�n de mis graves yerros.
Adi�s, padre; adi�s, hermanos;
adi�s, noble Belerbeyo;
que te debo m�s a ti
que no a todo, el universo,
M�s te debo que a mi padre,
Porque �l me puso en el suelo,
pero t� al cielo me env�as
con el favor que me has hecho:
el llanto dejad, se�or.
Y a ti, soberano e inmenso
Dios, humildemente pido
que te des por satisfecho:
misericordia, mi Dios;
yo pequ�, Dios sempiterno;
pequ�, Se�or; en tus manos
mi esp�ritu os encomiendo.
REYYa del cuerpo sali� el alma.
GERARDOMuriendo pag� la ofensa
que contra Dios cometi�.
LIDORASe�or, si nos das licencia,
este cuerpo llevaremos.
REYSabe Al� lo que me pesa
que seas su hermana t�,
puesto que, si no lo fueras,
hoy alcanzaras a ser
de todos mis reinos reina.
LIDORAYa, se�or, no puede ser;
Su Majestad me conceda
la merced que le he pedido.
REYLidora, ya mi grandeza
te la tiene concedida,
porque el alma conociera
que el amor que te he tenido
me obliga a hacer tal fineza.
Dame los brazos, y Al�
suerte feliz te conceda
como yo se lo suplico.
Ya todos ten�is licencia
para partir a Sicilia.
TIZ�NA Dios plegue que yo pueda
pagar al Rey esta muerte.
ZARRABULLͿEn qu�?
TIZ�N             En la misma moneda;
y al mismo tambi�n suplico
que puedas ver cuando quieras
a tu querido Mahoma.
ZARRABULL�Yo, suplico que as� sea.
TIZ�NY yo, que nos perdon�is
las faltas, para que tenga
con ello dichoso fin
La Fianza satisfecha.




FIN