Lope de Vega La fianza satisfecha *************** �ndice La fianza satisfecha Jornada primera Jornada segunda Jornada tercera ****************** PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA LEONIDO, gal�n. TIZ�N, gracioso. DIONISIO, caballero. GERARDO, viejo. REY MORO. MARCELA, dama. ZULEMA, moro. ZARRABULL�, moro. LIDORA, moro. CRISTO, pastor. Jornada primera Salen Leonido y Tiz�n. TIZ�N Yo no sigo tu v�aje. LEONIDOLa puerta me has de guardar; y la tengo de gozar por afrentar mi linaje. TIZ�N �Considera que es tu hermana! LEONIDOAcaba, llama, Tiz�n; porque esa misma raz�n hace su infamia m�s llana: Eso me da mayor br�o para poderla gozar. �No goz� Am�n a Thamar, siendo hermanos? TIZ�N Desvar�o el tuyo es. �No sabes, pues, cu�n bien lo, pag�? LEONIDO Es as�. �Que lo pague Dios por m�, y p�damelo despu�s! Dios ha de ser mi fiador, porque si en verdad me fundo, ni le ha habido, ni en el mundo no, le puede haber mejor; y si es la paga en dinero, ninguno m�s rico hallo. TIZ�NSin freno est� este caballo: �l dar� en despe�adero. LEONIDO �No llamas? TIZ�N No, que esperaba por ver si el divertimiento te mudaba el pensamiento. LEONIDONo te canses, llama, acaba: llama, o qu�tate de ah�; que este furor me desvela. TIZ�NEn el patio est� Marcela. LEONIDOPues entro: qu�date aqu�: y porque mi inclinaci�n sepas, te quiero avisar que no la quiero gozar porque la tengo afici�n; que ni su amor me maltrata, ni su talle me aficiona, ni me agrada su persona, ni su aire me arrebata; ni su gracia me contenta, ni de su lengua yo gusto: s� s�lo porque es mi gusto dar a mi sangre esta afrenta: esp�rame, volver�. TIZ�NY �sabes si volver�s? LEONIDO�Gracioso, Tiz�n, est�s! Pues claro est� que lo s�; que a mi soberbio querer ninguno le pone rienda; aunque el infierno pretenda estorbarlo, he de volver; que no temo el embarazo de todo el infierno junto, porque a su infernal trasunto sabr� rendir este brazo; y si el cielo pretendiere lo mismo, tampoco temo. TIZ�N�Dios ten convierta, blasfemo! LEONIDOEl haga lo que quisiere; y a quien mi acci�n atrevida en honra o hacienda estrague, pida a Dios que se lo pague y que despu�s me lo pida; que hombre soy yo que sabr� satisfacer cualquier mengua. TIZ�N�Maldiga Dios tan vil lengua! Entra, que yo esperar�, rogando al cielo le ampare de tal afrenta y ultraje. LEONIDO�Voto a Dios, que mi linaje abrase si lo estorbare! Vase. TIZ�N El entra ya sin gobierno. �Ah, desdichado Tiz�n! Si sigues tu inclinaci�n, ser�s tiz�n del infierno. No hay pecado en todos siete que �l no haya ejecutado, ni hubo ocasi�n de pecado sin asirla del copete. Sin mostrar rastro de pena viendo ultrajada su fama, esta ma�ana a una dama quit� una rica cadena; y porque con lengua honrada tan gran maldad reprendi�, a un sacerdote le di� una cruel bofetada. Yo no s� en qu� ha de parar; que tan enorme vivir, o en un palo ha de morir, o el diablo lo ha de llevar, porque no he visto furor semejante; y el infiel, luego dice que por �l pague el Divino Hacedor. La fianza buena es, y puede pagarlo bien; mas es cierto que tambi�n querr� cobrarlo despu�s. Dentro Marcela. MARCELA �Cielo santo! �No hay justicia? TIZ�N�Qu� es aquesto! �En eso estamos? Declarada es su malicia. MARCELA �Mi Dios, venirme a ayudar! TIZ�NEl oiga tu gran gemido, porque yo temo a Leonido, y all� no me atrevo a entrar. Dentro Dionisio. DIONISIO �Traidor! �Esto imaginaste? �Matadle! Dentro Leonido. LEONIDO�Menos rigor! TIZ�NEste es Leonido. �Ah. Se�or, y qu� presto te arrojaste! Hoy dar�s tu vida amarga en manos de tu cu�ado; que ya el diablo se ha cansado de llevar tan grande carga. Sale Leonido con la espada sangrienta en la mano. LEONIDO Esto es hecho. TIZ�N Y no bien hecho. LEONIDOBien o mal, ya lo intent�, y a quien gusto no le d�, p�dalo a mi fiero pecho. TIZ�N Alg�n puto desalmado (Aparte.) que te lo llegue a pedir. Y ahora, �d�nde hemos de ir? LEONIDOA pasear al Mercado. TIZ�N �Cuerpo de Dios! Con tu flema hasle quitado a tu hermana la honra, y �con esa gana ver�s la plaza de Elema? Vas de suerte, que imagino que eres ministro de Herodes �y es posible que acomodes; a seguir ese camino? Yo, se�or, no voy contigo; que en delitos tan atroces, la culpa est� dando voces para que llegue el castigo. Pues si le cogen, a fe que el pueblo busque su traza para que des en la plaza la bendici�n con el pie. LEONIDO Deja, gallina, el temor. TIZ�ND�jolo, y te desamparo; que pretendo mear claro, y diez higas al doctor. Que has muerto a tu hermana avisa la fiera espada sangrienta, y, �no quieres que lo sienta? LEONIDOCalle, que es cosa de risa. Tiz�n, �en eso reparas? luego �piensas que muri�? TIZ�NPues �no la mataste? LEONIDO No. TIZ�NPues �qu� la hiciste? LEONIDO Dos caras. TIZ�N Agrad�zcanle �por Dios! la merced, que es oportuna; que Dios no le dio m�s que una, y �l dice que la hizo dos. Se�or, yo me quedo ac�; que ma�ana tu rigor, por hacerme gran favor, con dos caras me honrar�. T� esc�pate por los pies, pues has de pagarlo. LEONIDO �As�? Que lo pague Dios por m�, y me lo pida despu�s. TIZ�N Eso s�, p�guelo Dios, que lo puede bien pagar, pero a fe que ha de llegar tiempo que lo pagu�is vos. Vanse. C�rrese una cortina, y aparece Gerardo, viejo, en una silla, durmiendo, y al lado una ca�a. GERARDO�Detente, detente! �Aguarda, espera, mozo atrevido! Despierta. �Jes�s, qu� pesado sue�o! �Qu� es esto, cielo divino? Sale Dionisio alborotado. DIONISIO�Despierta del sue�o torpe que te tiene los sentidos, noble Gerardo, ocupados, y escucha de un afligido las lastimosas razones! �Escucha los fieros silbos de una serpiente pisada, y de un fiero basilisco, y un toro herido en el coso! �Oye, se�or, los bramidos y voces de una leona que le han robado sus hijos! �Oye de un hombre afrentado las quejas; que Dios no quiso dar lugar a la venganza, como se la dio al delito! Tu hijo, noble Gerardo, ese que de su principio es en maldades Ner�n, y Heliog�balo en los vicios; ese a quien jam�s la rienda del coraz�n ha rendido, antes, cual fiero caballo, corre tras de su apetito; ese Luzbel en soberbia, ese hidr�pico, de vicios, pues no, le sacian pecados aunque cometa infinitos; ese, pues, entr� en mi casa. (Mas �cielos! �c�mo lo digo? que no es bien diga su afrenta quien vengarla no ha podido.) Pero aunque a ti te lo cuento, se queda en mi pecho mismo, porque siendo uno los dos, es decirlo yo a m� mismo. Entr�, se�or, en mi casa con pensamientos lascivos, siendo mi mujer su hermana, y entrambos a dos tus hijos, imagin� que segura gestaba de sus designios mi honra; pero enga��me, como sus obras lo han dicho. T�, se�or, tienes la culpa, porque si en otros delitos su soberbia no ampararas, ni tanto hubieras sufrido; si cuando de ricas joyas tus m�s secretos archivos, para los juegos dejaba, por darte pesar, vac�os, hubieras, se�or, dejado que ejecutara su oficio la justicia, y no ampararas al que de un palo era digno, ahora no hubiera dado causa a tan justos suspiros, ni en mi cara, como ves, su maldad hubiera escrito. Al fin, se�or, de Marcela, tu hijo, el t�lamo limpio quiso manchar, y quitarle la honra que tanto estimo. Mas ella, que tiene sangre tuya y m�a, con los br�os que recibe de los dos, dio a su defensa principio, y no teniendo otras armas, los dedos navajas hizo, con que defendi� animosa, sin manchar tu honor, el m�o, cuando el traidor, indignado como fiero basilisco, sacando su infame espada, la dio, en su rostro dos filos. Ella, que herida se siente, a voces defender quiso lo que, por faltalle fuerzas, tuvo ya por ofendido. Apenas sus tristes voces tocaron en mis o�dos, cuando, por librar mi oveja, corr� tras de sus balidos. Llego, y al entrar encuentro al lobo, que, convencido de las voces, se sal�a, mostrando fingido riso; sac� la espada, y sin darme lugar a defensa, hizo en mi rostro lo que ves, y de la ciudad se ha ido. Nada le turba ni altera, porque hasta el mismo delito, que a otros sirve de freno, a �l de espuelas ha servido. Quise seguirle... Sale Leonido. LEONIDO Detente; que no has menester seguirme, porque no he querido irme hasta ver si eras valiente. Yo, padre, yo mismo he sido el que pretendi�, atrevido, quitar la honra a mi hermana, no por ser ella liviana, s� porque tal he nacido; que en viva rabia deshecho, hallo por mi buena cuenta, que, para estar satisfecho, por dar a mi sangre afrenta, me la sacara del pecho. Y de tal suerte la aborrezco que pienso que con la diestra a sacar la infame vuestra desde este punto me ofrezco. Y sin temor ni amenaza de vuestra vejez cansada, con aquella infame traza, Yo lo hice, yo; yo he sido el que pretendi�, atrevido, afrentaros; y tal vengo, que el mayor pesar que tengo es no haberlo conseguido. Ya sab�is lo que ha pasado, porque cuenta os vino a dar ese que est� a vuestro lado, que no fue para vengar el honor que le hab�is dado. Si lo tuvo por afrenta, eso a m� m�s me contenta, y de suerte me alborozo, que es tanto mayor mi gozo, cuanto �l el agravio sienta. GERARDO �Hijo cruel! �Cu�ndo viste en los a�os de tu padre cosa que a tu ejemplo cuadre para los males que hiciste? �Cu�ndo, soberbio, aprendiste de mis costumbres ancianas la lecci�n de tus livianas mocedades, que has seguido, y te hacen, atrevido, que menosprecies mis canas? �Qu� acciones, di, notaste en mi tierna mocedad, que te diesen libertad para lo que aqu� intentaste? �Cu�ndo en m�, Leonido, hallaste ni se�al que te indujera a tu intento desbocado, ni indicios de haberte hallado en tan infame quimera? �Qu� Ner�n que t� m�s fiero? �Qu� m�s saeta cruel? �Qu� m�s soberbio Luzbel? �Qu� lobo m�s carnicero? De tus maldades infiero que, siguiendo ese gobierno, el Soberano y Eterno castigar� tu insolencia, por su infinita clemencia, en las penas del infierno. Y aun es de suerte tu vida, que el fiero rigor que digo ser� peque�o castigo a culpa tan conocida; porque �infame fratricida! De una tan notoria afrenta tomar� Dios a su cuenta el castigo, de tal modo, que de una vez pagues todo; y �plegue a Dios que yo mienta! LEONIDO Que mientas o no, �qu� importa? Ya el delito comet�; que lo pague Dios por m�, y tus razones acorta. Pero si quieres, exhorta a tu yerno, que promete vengar lo que en su retrete pas�, que tiene ocasi�n, y no ponga dilaci�n en asirla del copete, puesto que se ve afrentado. DIONISIO�Infame, saca la espada, que no es bien est� envainada cuando tan mal has hablado! LEONIDOPr�ciaste de muy honrado; si no lo fueras, lo hiciera, porque afrentado te viera; y no me est� bien a m�, porque hago el caso de ti que de una mujer hiciera. Aqu� dar voces le cuadra al honor que en ti se pierde, porque pocas veces muerde el perro que mucho ladra. Muy bien sabes que en tu cuadra te falt� la valent�a, y as� ver�s este d�a c�mo el coraz�n te enga�a, pues con aquesta vil ca�a castigar� tu osad�a. Dale de palos. GERARDO �Tente, Leonido arrogante, alma de raz�n exenta! DIONISIOLa venganza est� a mi cuenta. LEONIDOQuitaos, viejo, de delante, castigar� a este arrogante. GERARDO �Nombre de viejo me ofreces cuando el de padre obscureces, y es la causa, que tu loca vida es tal, que aun en la boca a tu padre no mereces! LEONIDO Tu caduco intento sigue defender a mi enemigo, y as�, lleva t� el castigo, pues no quieres le castigue: �torna, porque se mitigue mi c�lera! Da un bofet�n a su padre. GERARDO �Santo cielo, justicia! DIONISIO Mi noble celo, padre, te intenta vengar. LEONIDOSi yo te diera lugar, que lo intentaras recelo. DIONISIO �Qui�n hizo tan vil delito? LEONIDOYo, porque m�s no presumas; siendo mis dedos las plumas, le dejo en tu cara escrito, porque como solicito que mil afrentas te haga, s�lo mi furia me paga con hacer su sangre fiel tinta, tu pecho papel, y fiera pluma esta daga. Voyme, que verle no quiero; si t� lo intentas vengar, en la ribera del mar, hasta puesto, el sol, espero. Vase. GERARDO�Plegue a Dios, ingrato, fiero, que el cielo tome venganza, pues mi vejez no la alcanza! Sin que te guarde decoro, permita que un brazo moro te pase con una lanza. Y pues que te vas burlando de m�, permita por ello que, con una soga al cuello, en T�nez te entren arrastrando. Esto con causa demando, y que para cumplimiento de tan grande atrevimiento, infame Sardan�palo, acabes puesto en un palo, donde sirvas de escarmiento. DIONISIO Las maldiciones, que lanzan tus iras, se�or, afloja, porque las que un padre arroja, casi de continuo alcanzan: tus palabras se abalanzan; sosiega, padre y se�or; que en tan acerbo rigor, para alivio de tu mal, te queda un yerno leal, si se va un hijo traidor. Deja el pasado intervalo: que si el traidor est� ausente, en m� un hijo obediente tendr�s para tu regalo, que en amar tu pecho igualo; y porque mejor lo veas, si ir a descansar deseas, llevarte en mis hombros fundo, y mostraremos al mundo ser t� Aquiles y yo Eneas; mira que no son enga�os. GERARDOTu obediente pecho estimo, y en tus dos hombros arrimo la carga de tantos a�os; que esos nobles desenga�os son puntales do se encierra en cualquier caduca guerra, cuando con pena forceja, esta casa, que de vieja quiere ya dar en la tierra. Vamos a ver a mi hija y a tu esposa; que me da pena tu pena. DIONISIO Tendr� gusto en verte; no te aflija tu vejez, sino corrija la tristeza que te ofrece. GERARDOHoy mi yerno me obedece, y mi hijo me fue traidor; �Tenga la paga, Se�or, cada cual como merece! Vase. Salen Leonido y Tiz�n. TIZ�N No es mi intenci�n ofenderte, sino el haberme mandado te buscase con cuidado. LEONIDOPues, Tiz�n, puedes volverte, y a quien eso te mand�, podr�s decir que no ha sido posible hallarme. TIZ�N Leonido, �qu� demonio te ceg� para intentar en la sala lo que te echa de tu tierra? LEONIDOMi descanso es en la guerra; �vete, Tiz�n, noramala! TIZ�N No quiero nada, se�or; a quien la quiera, la da. Hace que se va. LEONIDOOye, escucha, ven ac�; v�, y di a aquel hablador de Dionisio, que le aguardo, pues dice que no es cobarde, hasta ma�ana en la tarde en este puesto. TIZ�N Gallardo mensajero has escogido! Ser� viento en el volver: y �qu� armas ha de traer? LEONIDOLas que con menos r�ido pudieres. TIZ�N Pues yo me parto. LEONIDO�Dios te guarde! TIZ�N Bien ser�a: yo muero si en todo el d�a de tu presencia me aparto; que una dama me mand� te siga, para notar tus intentos, y he de estar donde pueda verlos yo. Parece que el puesto place; �plegue a Dios que no me venza el sue�o; que ya comienza Baco a surtir! Calor hace; y pues aun es tan temprano, y el sue�o me desaf�a, no he de mostrar cobard�a; yo he de ir a probar mi mano. Vase. LEONIDO El cuerpo siento cansado. �C�mo a tal extremo llego? �Yo he de cansarme? Reniego del traidor que el ser me ha dado. �rboles, si os�is menear vuestras hojas mientras duermo, soy el Diablo de Palermo, y las tengo de abrasar. Sed Argos en mi defensa, y honrar� vuestros despojos si las hojas hac�is ojos para que, estorben mi ofensa. Por vos nacen mis rigores: guardadme y perded recelo; que abrasar� al mismo cielo si neg�is vuestros favores. Du�rmase, y salen el rey Berlerbeyo, Zulema y Zarrabull�. REY �Gracias, Al�, que pisamos las sicilianas arenas! ZULEMAMira, se�or, lo que ordenas; que junto a Alicata estamos. ZARRABULL� T� coger muchos cristianos, y rico a T�nez volver. REYYo ya los quisiera ver para probar estas manos; que hasta tanto que a Lidora haya servido, no acierto a dar paso. ZULEMA Ya en el puerto de Alicata est�s, y ahora mira que has de prevenir que esta ribera es del Saso, a donde suelen acaso algunas veces venir cristianos a entretener el tiempo. ZARRABULL� Tened cuidado; que ser cristiano es forzado, y dar a todos que hacer. REY �Ya temes, perro? ZARRABULL� No: creo que hombre apercibido vale m�s. ZULEMA All� dormido parece que un hombre veo. REY Pues quedo, y sin vocer�a, le quitad luego la espada. ZULEMAYa yo la tengo ganada. Qu�tale la espada a Leonido. REYDespertad; que ya es de d�a. LEONIDO �Contra m� tan vil intento! �Las armas os�is sacar, sabiendo os puedo abrasar, infames, con el aliento? Decidme, �canalla perra! �C�mo el verme no os espanta, pues en moviendo la planta, hago que tiemble la tierra? Y si me hac�is enojar, s�lo con un puntapi�, �perros! os arrojar� a esotra parte del mar. REY No temo fieros cristianos de gallinas como �l, y as�, con este cordel le pretendo atar las manos. LEONIDO �A m� atar, cuando mi fama tiene a Sicilia alterada? Pues me quitaron la espada, �rbol, prestadme una rama; que aqu�, sin m�s intervalos, ni dejarlo que sosiegue, porque a morder no me llegue, matar� este perro a palos: aqu� ver�is lo que valgo. Ri�e. REY�Muera, Zulema! LEONIDO Llegad moros, y el palo probad. ZULEMA�Muera el perro! LEONIDO �Muera el galgo! Entralos a palos Leonido, y sale Tiz�n, y lleva una bota, y en un lienzo un poco de tocino. TIZ�N �V�lgame Santa Mar�a, San Gil, San Blas, San Ant�n! Y �qui�n te ha hecho, Tiz�n, entre los turcos esp�a? �Oh, mal haya Belceb�! �Ya no, me puedo valer! �Hoy me llevan a comer la cabra con alcuzc�! Pero aqu� quiero esconderme por si pudiera escaparme. Esc�ndese, y sale Zarrabull�, moro. ZARRABULL͡Santo Mahoma, ayudadme; que no poder defenderme! �V�lgate el diablo! El cristiano, �oh, qu� valiente que ser! Ya no poder defender, sino quedar en su mano. Aqu� me esconder callando, sin osar hacer ro�do. Esc�ndese donde est� Tiz�n, y pr�ndele. TIZ�N�Oh! Sea muy bien venido; que ya lo estaba esperando. ZARRABULL� �Qui�n diablos, cristiano, estar aqu� agora? TIZ�N S� que estoy, y ya ver�s lo que soy; que lo tengo de pringar. ZARRABULL� �Oh, que nacer desdichado! Sale Leonido con las armas de los moros, y ellos delante. REYA tus fuerzas me rend�, porque en mi vida no vi tan gran valor de soldado. Hoy puedes decir que has sido m�s que Marte, porque Marte no fuera a vencerme parte, y tu brazo me ha vencido. Confi�some por tu esclavo; y aunque el serlo a pena arguyo, estimo tanto el ser tuyo, que ya de serlo me alabe. Y pues con aqueste le�o me venciste, no te asombre te pida tu patria y nombre, porque conozca mi due�o. LEONIDO Oye, si tu gusto es ese, y sabr�s qui�n te venci�. ZARRABULL�Qu�, �no beber vino yo? TIZ�NBeba, galgo, aunque le pese. Dale a beber. LEONIDO Sabr�s, esforzado moro, a quien llaman Berlerbeyo, que, sin conocerte, dice qui�n eres tu propio esfuerzo, como nac� en Alicata, a quien el Saso, da riego, que en los montes de Petralia sale de el terreno suelo. Fue mi nacimiento asombro a todos los de mi pueblo, por las estupendas cosas que, como oir�s, sucedieron. Nac� una l�brega noche, y tan l�brega, que el cielo mostr� cubrirse la cara por no ver mi nacimiento. Fue tan horrible a los hombres, que, con ser casi en invierno, dieron sus truenos, espanto, y sus rel�mpagos miedo. Pens� asolarse la isla viendo, tan airado el cielo. que envueltos en duras piedras arroj� rayos y fuego. El Etna sali� de madre, despidiendo de su pecho mil encendidos volcanes, que iban abrasando el suelo. Bramaba el mar. Y las rocas bramaban con tanto exceso, que, oy�ndolas en Sicilia, su fin tuvo por muy cierto. Nac�, en fin, en esta noche, y se dice que, en naciendo, di una voz que caus� espanto, por salir de tal sujeto. Fueme criando mi madre, y dec�a que, los pechos mil veces la ensangrentaba, en se�al de aborrecerlos, y que mostraba m�s gusto, cormo voraz sanguijuelo, de beber de aquella sangre, m�s que por el alimento. En fin, moro, con los a�os fue la malicia creciendo de suerte, que me tem�an los muchachos de mi tiempo. Y fue el temor en tal grado, que para ponerles miedo, ��Guarda, que viene Leonido!�, dec�an sus padres mesmos. No, para s�lo en muchachos; que los varones perfectos, s�lo con o�r mi nombre, eran de hielo sus pechos. Lleg� mi maldad a tanto, que el mayor blas�n que tengo es pensar que no se encierra mayor diablo en el infierno. Jam�s di la muerte a nadie; pero a infinitos afrento; que gusto verlos sin honra, por ver que lo sienten ellos. En esto todas mis fuerzas fundo, porque s� de cierto que estar sin honra un honrado, es vivir estando muerto. Quise afrentar a mi madre con lascivos pensamientos, y porque se resisti�, mil heridas di en su pecho. A un sacerdote le di un bofet�n en el templo, y s�lo tengo pesar de no haberle dado ciento. En mi vida estuve en misa, porque has de saber que tengo por perdido, y mal perdido, el tiempo me gasto en eso. M�s son de treinta doncellas las que en esta vida puedo decir que dej� sin honra: �mira que heroicos sucesos! Intent� a mi propia hermana deshonrar; no quiso el cielo, mas �qu� digo? Yo no quise que Dios no bastaba a hacerlo, porque es corto su poder si yo las cosas comprendo; ni el infierno tiene fuerzas; que tiembla de m� el infierno. Dila, al fin, dos pu�aladas; y porque un infame viejo, el cual dicen es mi padre, quiso reprenderme de ello, con un bofet�n le puse bajo mis pies, y sospecho que es la cosa que en el mundo me ha dado mayor contento. Este soy, soberbio moro, y no pienses que me tengo por m�s, porque te he vencido; que eso para m� es lo menos. Y �voto a Dios! que me holgara que trajeras el infierno contigo, porque los diablos echaran de ver mi esfuerzo. REYNoble y valiente Leonido, por aquel sagrado templo a donde est� de Mahoma el santo, y divino cuerpo, que aunque siento el ser cautivo, por serlo tuyo me alegro, y estimo m�s conocerte, que ser de un reino heredero. Yo sal� s�lo a dar gusto a una mora, por quien peno, y ella me pidi� un cristiano de Sicilia; que aunque tengo infinitos que la sirven, son las mujeres extremos, y apetecen novedades, como es de flacos sujetos. Holgu�me verte en la orilla; que como estabas durmiendo, tuve por cierto cine fueras la causa de mi remedio. Pero sucedi� al rev�s; y no siento lo que pierdo, aunque fuera m�s, pues gano a tan gran var�n por due�o. ZARRABULL�E yo tambi�n estimar a vos, y tener respeto. TIZ�NMas no lo tengas, que un palo dir� c�mo has de tenerlo, porque con �l cada d�a te ense�ar�. ZARRABULL� No quererlo. REYParta Zulema, si gustas, y diga en T�nez, que preso quedo en tu poder, Leonido. ZULEMAEn el volver ser� viento. ZARRABULL�No, se�or, que yo ir mejor. TIZ�NSabe, galgo, que no quiero. LEONIDOLuego �t� tienes cautivo? TIZ�NPues �no lo, ves si le tengo? Y se me piensa escapar. ZARRABULL�No querer escapar, cierto, sino decir a Lidora que ser preso Berlerbeyo. TIZ�NNo me est� bien eso a m�, y m�s ahora, que intento darle un poco de tocino que dentro este lienzo tengo. ZARRABULL�No comer tocino yo. TIZ�NAcabe, c�malo, �perro! porque le aguarda la bota. ZARRABULL͡Ah, se�or, jam�s beberlo; que castigar� Mahoma este grande atrevimiento! TIZ�NAunque no quiera Mahoma, yo lo quiero. Hace que beba. LEONIDO Yo pretendo, dando otra afrenta a mi sangre, aumentar el amor nuestro. Toma, pr�ncipe, tus armas, vosotros haced lo mesmo, y dame ac� un capellar y turbante. TIZ�N �Santo cielo! Se�or, �qu� quieres hacer? LEONIDOLo que yo quiero, o no quiero, ahora lo ver�s, Tiz�n. ZARRABULL�Yo desnudarme pretendo por vestirte; que no es mucho me desnude por mi due�o. LEONIDO�Qu� te parece, Tiz�n? �Estoy gal�n? TIZ�N Estas hecho un Gran Turco en el vestido, y un Solim�n en el pecho. LEONIDOPues vete y dile a mi padre que de su sangre reniego, de su Dios y de su ley, del Bautismo y Sacramentos, de su Pasi�n su muerte, y sigo a Mahoma. TIZ�N �Ah, perro! Aparte. �Dios te castigue! Se�or, esa nueva no me atrevo a llevar de ti. LEONIDO Pues ven, y ser�s cautivo. TIZ�N Menos; m�s quiero llevar la nueva. REYGoces el h�bito nuevo eternos a�os, Leonido. LEONIDOY t� los vivas eternos; vamos a ver a Lidora, por tu gusto. REY Tal le tengo, que aqu� y all�, mientras viva, soy tu esclavo. LEONIDO Por mi due�o te pienso siempre tener, mientras me dure el aliento. TIZ�NPartamos; y esta anguaria, junto con este sombrero, llevar� para testigo; mas mira, se�or, que el cielo ha de cobrar. LEONIDO Ya lo s�, mas buena fianza tengo; pague Dios una por una; que despu�s ya nos veremos. Jornada segunda Salen Leonido, de moro, y Lidora, mora. LIDORADetente. LEONIDO No hay detener. LIDORAVuelve la cara. LEONIDO No quiero. LIDORAEres cruel. LEONIDO Soy acero. LIDORA�Cruel hombre! LEONIDO �Necia mujer! LIDORAMira que te quiero. LEONIDO �A m�? LIDORAA ti. LEONIDO Pues que no me quieras. LIDORA�He de morir! LEONIDO Aunque mueras. LIDORAY �por causa tuya? LEONIDO S�. LIDORA �Ah, gran Argol�n! LEONIDO �Lidora! LIDORAQu�, �no, me querr�s? LEONIDO �Jam�s! LIDORA�Eres cruel! LEONIDO �Necia est�s! LIDORA�Oye, mi bien! LEONIDO Quita, mora. LIDORA �No te obliga mi hermosura? LEONIDONo, porque la voluntad no se inclina a tu beldad, y el intentarlo es locura. Si cruel te he parecido en estas respuestas darte, no puedo, Lidora, amarte, aunque a otras he querido. Lascivo en extremo he sido, se�ora, y en tanto grado, que he bellos rostros gozado, y al tuyo le he aborrecido. Yo confieso que eres bella; de serlo puedes preciarte; pero yo, Lidora, amarte, no lo permite mi estrella. Confieso, conozco y s� las gracias que t� atesoras, y aunque me cansan las moras, te estimo, y no, s� por qu�. Ese tu gallardo br�o, el donaire, la belleza, el garbo, la gentileza, me llevan el albedr�o. Ese cuello de marfil, que la misma nieve afrenta; esos ojos, en que ostenta amor rayos mil a mil; ese tu saber profundo, de quien es bien que se asombre el mundo, no puede un hombre, sino que te adore el mundo. Y aunque s� que no merezco los favores que me has hecho, no s� que miro, en tu pecho, que de verdad te aborrezco. LIDORA Aunque me ves que soy mora, a los moros aborrezco, y aqueste amor que te ofrezco, grandes bienes atesora. �Qui�reme, Argol�n! Sale el Rey. REY �As� se guarda la ley a un rey? LIDORA�Cu�ndo yo falt� a tu ley? REY�C�mo cu�ndo, si yo vi que le estabas persuadiendo al noble y fuerte Argol�n te sirviese de gal�n? LIDORAY en eso, di, �qu� te ofendo? REY �Qu� me ofendes? �No me diste palabra de que ser�a m�o tu amor, si tra�a un cristiano? LIDORA Bien dijiste; pero yo no te he agraviado; que si bien lo consideras, aunque eso fuera de veras, el cristiano no me has dado. REY Ya s� con qui�n te recreas, y a quien con tu amor persuades. LIDORA�Es muy bueno que te enfades cuando burlarme deseas? REY �Yo burlarte? LIDORA S�, se�or, pues un cristiano ofreciste, y, como ves, me trajiste un moro, a quien tengo amor. Y es tan grande la afici�n que le tengo, que le diera, s�lo porque me quisiera, la sangre del coraz�n. �Qu� digo querer? Por s�lo que alg�n amor me mostrara, y a la cara me mirara, aunque con fingido dolo, le hiciera, a estar en mi mano, seg�n le tengo el amor, de todo el mundo se�or, y con poder soberano; y si m�s mi amor me prueba a mostrar que soy mujer, puedes, Berlerbeyo, creer que es por el traje que lleva; que a no traer traje moro, y no haber su ley negado, patente hubiera mostrado lo que en el alma le adoro. LEONIDO Y correspondencia hallaras; mas mi mala inclinaci�n me fuerza a que tu afici�n menosprecie. REY �En qu� reparas? Ya, Argol�n, patente has visto lo que esa mujer te adora. T�, �qu� dices? LEONIDO Que Lidora se cansa, que yo resisto a su gusto, y que primero le faltar� luz al d�a, a mi brazo valent�a para regir este acero; primero ver�s bajarse de los cielo s las estrellas, y en este suelo con ellas duras piedras barajarse; y antes dejar� de ser Mahoma santo Profeta, que yo en tus cosas me meta ni estime aquesta mujer. REY Estos brazos, Argol�n, por el favor que me has hecho, del gran amor de mi pecho patentes muestras dar�n. Rige, traza, manda, ordena en T�nez, cual due�o suyo; que todo mi reino es tuyo. LEONIDONo quiero yo cosa ajena. REY Ponte mi corona real. LEONIDONo reino yo en compa��a, porque la soberbia m�a no tiene en el mundo igual. Alg�n d�a podr� ser (y esto en mi valor lo fundo) que sac�ndote del mundo, me la pueda yo poner. REY �Est�s loco, por ventura? Mas s� lo debes de estar; y as� le habr� yo de dar el castigo a tu locura; que eres villano grosero, y fuera bien que advirtiera tu soberbia, que est�s fuera de tu propio gallinero. LEONIDO Con mostrar las obras callo, con que he de ponerte freno; que en el suyo y el ajeno canta, cuando es bueno, el gallo. Llama todo tu Gobierno, a tu ciudad y a Mahoma; que har� que mi rabia os coma y os vomite en el infierno: desnuda, moro, el acero. REY�Ah de mi guarda! �Lidora! Sale Lidora. LIDORA�Qui�n mi cuarto altera ahora? LEONIDOYo, Lidora, yo le altero; yo, que afrento vuestra ley; yo, que asuelo la ciudad; yo, que rompo la amistad, yo, que mato vuestro Rey; yo, que jam�s me acobardo; y para mostrar mi modo, saca, Rey, tu reino todo; que en la ribera te aguardo. Salid, que all� mostrar� este brazo varonil, que a ti, a ciento y a cien mil, y a Mahoma abrasar�. Vase. REY �Espera, perro! LIDORA Detente, noble Berlerbeyo, aguarda; deja sosegar tu guarda y aquese brazo valiente. REY �Qu� dices? LIDORA Digo que cese ese enojo, y que tu br�o, esta vez, por amor m�o, le ha de perdonar. REY Si ese es tu gusto, me detengo; y haz cuenta que un encendido rayo en el aire has tenido, de lo cual a inferir vengo, Lidora, que sola fueras, cuando tan furioso estoy, a la venganza que voy, quien detenerme pudieras; y a mi pecho, de ira lleno, que tras la venganza vuela, si�ndole el agravio espuela, s�lo tu amor es el freno; porque con verte presente, el enojo se me olvida: yo le concedo la vida. LIDORAMahoma la tuya aumente. Sale Zarrabull�. ZARRABULL� Dar a m� albricias, Lidora. REYDe alguna graciosa tema. LIDORADinos de qu�. ZARRABULL� Que Zulema a palacio llega ahora, y traer muchos cristianos presos para que servirte. LIDORASi es verdad, gusto de o�rte. ZARRABULL�Decir que son sicilianos. LIDORA Dile que entre. ZARRABULL� Ser Pompeyo. REYValiente soldado, es. Salen Zulema, Gerardo, Tiz�n y Marcela, cautivos. ZULEMAPasad y besad los pies, cristianos, a Belerbeyo. Y t�, se�ora, las plantas en sus bocas y en la m�a pon con gusto. LIDORA Alegre d�a, pues que tanto te adelantas. ZARRABULL� En darle gusto no tardo. LIDORACu�ntame, Zulema fuerte, tu jornada. ZULEMA Tuve suerte; ya prosigo. LIDORA Ya te aguardo. ZULEMA Al punto, Lidora hermosa, que cogi� su manto oscuro la enemiga de los hombres y encubridora de insultos; cuando el soberbio Boreas a sus caballos les puso en los acicates alas para que huyesen del mundo; cuando el hijo de Hiperi�n, vistiendo de negro luto los ant�podas, nos muestra gozoso su aspecto rubio, a cuya vista las aves, con los piquillos agudos, siendo los sauces atriles, forman al sol contrapuntos, sal� de T�nez alegre (s�lo por buscar tu gusto; que es mi brazo, bella mora, a tus placeres conducto). Con cien africanos moros las anchas playas ocupo donde sus palacios tiene el hidr�pico Neptuno; apenas pis� las aguas, cuando al paso se me opuso una nave que el piloto, sin dormir fue Palinuros, porque aunque estando despierto pretendi� su fiero orgullo que llevar, ver y vencer, como el C�sar, fuera junto; y en esta ocasi�n salieron vanos los intentos suyos, porque apenas embestimos, cuando se baj� al profundo. Era la gente cruzada de aquel Profeta desnudo que ellos dicen que a su Dios mostrar con el dedo supo; pero ni su cruz, ni ellos, ni su Dios, hicieron fruto, antes forzados bajaron a besar el pie a Neptuno; porque yendo yo a servirte, noble Lidora, presumo le faltara al cielo fuerza contra mi brazo robusto. Al fin, adelante paso, y seguro el agua surco; y aunque en Malta lo supieron, no salieron de sus muros. Y al tiempo que el rojo Febo, cansado de dar al mundo tan gran vuelta, en el ocaso escondi� su veloz curso por entre pardos celajes, aunque a la vista confusos, de la famosa Sicilia descubr� sus altos muros; tom� puerto en sus arenas como cazador astuto, buscando a tiento la caza, y de improviso la escucho. Divid� luego en cuadrillas, entre unos �rboles mudos, la gente, donde las aves sonaban tantos arrullos, y yo, de ellos apartado medio tiro de trabuco, d�ndoles la se�a cierta, de verdes hojas me cubro. All� estuve sin dormir, que como la caza busco, me fueron los ojos hojas, aunque al fin ojos nocturnos. Apenas sonaba el aire, cuando tengo por seguro ser cristianos; que la noche hace de las sombras bultos. De esta suerte lo pasamos todo el tiempo que tributo pag� el mar a las tinieblas, por estar Febo difunto. Hasta que saliendo el alba, al Supremo Al� le plugo que una mujer con tres hombres dieran materia a mi triunfo. No les juzgu� bien apenas, cuando el alfanje desnudo, y emprendiendo a todos cuatro, mostr� no tener segundo. Muri� el uno y traigo tres, y de lo que m�s presumo, es porque son sicilianos, cosa tanto de tu gusto. Y yo, por mostrar, se�ora, en lo que a servirte acudo, lo que m�s has de estimar, a tus plantas lo reduzco con mi boca, a quien suplico no mire el presente rudo, sino la gran voluntad con que en servirte me ocupo. LIDORAHasme dado tal contento, Zulema, con tu victoria, que me dice el pensamiento sean mis brazos la gloria del gallardo vencimiento. ZULEMA Tu discreci�n has mostrado, y a nuevas obligaciones quedo, se�ora, obligado, pues en tan breves razones toda mi historia has pagado. No has mostrado ser mujer en eso poco que hablaste, dardo bien a conocer que mejor t� lo pagaste que yo lo supe vencer. LIDORA A quien eres corresponde, gran Zulema, tu opini�n. REY�Mahoma divino! �Ad�nde llegar� la discreci�n que en esta mujer se esconde? Como veis que cara cuesta, toda la carta ofrec�is a quien el premio os apuesta. ZULEMAYo pienso que la tendr�is, gran se�or, por muy bien puesta; mas si alg�n caso siniestro contra vos en ofrecella hice, como poco diestro, quede Lidora con ella, y yo por esclavo vuestro. Y que as� trat�is es justo a quien no debe ignorar, como yo, vuestro disgusto; que antes en darla a Lidora, entend� que os daba gusto. REY Ella est� bien empleada, como es justo que lo est� una tan buena jornada, y yo su esclavo ser� si mi servicio le agrada; que tan buena servidumbre (supuesto que la trajeras) era de tu cara lumbre, y en no d�rsela, me dieras extremada pesadumbre; que quien por su cuenta toma servir con br�os, lozanos mi valor, que el mundo doma, merece, no que cristianos, mas que la sirva Mahoma. LIDORA El favor, que no merezco, dentro el coraz�n imprimo. REYYo el presente os agradezco. y en se�al de lo que estimo, Zulema, este anillo ofrezco; rec�belo, no por paga, sino en se�al de afici�n. ZULEMAEl ser� ocasi�n que haga mi brazo en otra acci�n presa que m�s satisfaga. Que a toda la cristiandad los dos juntos me oblig�is rinda a vuestra voluntad, pues vos con premios me honr�is, y vos con tanta amistad. LIDORA Id a descansar, se�or; que cansado habr�is venido. ZULEMAAgradezco ese favor, pero el haberos servido es mi descanso mayor. TIZ�N �Qu� habemos de encarecer la jornada, y el camino, y dejarnos perecer sin dar un trago de vino a quien rabia por beber? Que yo no busco regalo en esta m�sera vida, sino vino bueno o malo; que ya s� que la comida ha de ser con alg�n palo. Que si en cualquiera ocasi�n los duelos con pan son menos, yo soy de otra complexi�n; que no menos, sino buenos mis duelos con vino son. Mas paciencia; ya me aplaco entre esta perra canalla, y mis flacas fuerzas saco; pero �qu� paciencia se halla do no conocen a Baco? LIDORA Si me das, se�or, licencia, enviar� por Argol�n. REYS�, pero no en mi presencia. ZULEMAPues qu�, �re�idos est�n? LIDORATuvieron cierta pendencia; mas el enojo destierra, y vuelva a casa Argol�n. REYTodo en tu gusto se encierra. ZULEMAVengan, y conocer�n los cautivos de su tierra. REY V�yanle luego a buscar. ZULEMAYo propio merezco ir. LIDORAM�s me quieres obligar. ZULEMAS�lo os procuro servir. Vase. LIDORAY yo os lo sabr� pagar. REY Porque puedas f�cilmente mejor, Lidora, informarte de qui�n es aquesta gente, quiero con ella dejarte. Vase. LIDORAEl cielo tu vida -aumente. �Qu� ten�is? �De qu� llor�is? Mirad que no conoc�is en cuyo poder est�is; que aunque cautivos os veis, me pena que os aflij�is: mostrad esa bella cara. MARCELA�Ay, noble y hermosa mora! Mi desdicha no repara en ser yo cautiva ahora, sino en que fortuna avara con aquel honrado viejo haya sido tan cruel; que es tal su aspecto y consejo, que puede mirarse en �l el mundo como en espejo. Que te sirva yo no importa; que bien lo sabr� sufrir si tu enojo se reporta; pero �en qu� te ha de servir quien tiene vida tan corta? �C�mo, se�ora, podr� servir a tus pies rendido; ni qu� gusto te dar� aquel que de ser servido tan necesitado est�? Si alg�n disgusto te diere (que el darlo ser� muy cierto con la mucha edad que tiene), venga en m� su desconcierto al doble que mereciere. No ejecutes tu desd�n aunque mi padre te aflija; hazme, se�ora, este bien; pague, se�ora, su hija, que lo llevar� m�s bien. LIDORA Deja los tristes enojos, pon a la tristeza calma, enjuga los tristes ojos; que se me llevan el alma aquellos blancos despojos. �C�mo te llamas? MARCELA Marcela. LIDORAPues Marcela, no te aflija, ni el ver cautivo te duela a tu padre, que otra hija ha ya cobrado. MARCELA Consuela tu lengua mi coraz�n. LIDORADame, buen viejo, los brazos. GERARDOQue me deis ser� raz�n, vos los pies. LIDORA Estos abrazos confirman nuestra afici�n: apretad los brazos m�s; que el coraz�n me consuela este abrazo que me das: ru�gaselo t�, Marcela, pues que m�s con �l podr�s; y en este punto dir�, aunque todo T�nez ladre, que con mi padre encontr�: �gustar�is de ser mi padre? GERARDOY vuestro esclavo ser�. LIDORA Pues enjugad esas canas, y en presencia de los moros disimulad. MARCELA Mucho allanas con tu valor. LIDORA Cesen lloros; que somos, Marcela, hermanas. TIZ�N Y a m�, �qu� papel me dan para cuando estemos solos? MARCELACalla, Tiz�n. TIZ�N Callar�n, pues nos va bien con los bolos. Sale Zulema. ZULEMAA la puerta est� Argol�n. LIDORA Pues dile que entre al momento: �cielos santos, qu� incentivo, dentro de mi pecho siento: que en ver a aquestos cautivos todo el coraz�n reviento! Sale Leonido. LEONIDO Aunque de enojo rabiando contra este Rey arrojado, en oyendo tu mandado vine al punto. LIDORA Voy buscando, valiente Argol�n, tu gusto. TIZ�NEscucha, Marcela, aqu�: �No es �ste tu hermano? MARCELA S�. LEONIDOAgradec�rtelo es justo. MARCELA �Qu� es esto, cielo supremo, que tan desgraciada he sido que a tu poder he venido? TIZ�NAlguna desdicha temo: disimula. LIDORA En esta hora estos cautivos me dan, y he de mostrar, Argol�n, lo que mi pecho te adora. Todos me sirven a m�, y porque veas mi celo, ellos y yo, sin recelo, hemos de servirte a ti. LEONIDO �Qu� es esto, santo Profeta? GERARDODad las plantas a este viejo, que por faltarle consejo, a besarlas se sujeta. LIDORA �Plegue a Al� que no se inquiete! LEONIDOBuena ocasi�n se me ofrece. LIDORA�Qu� mucho, si lo merece, que a besarlas se sujete? LEONIDO De muy poco os espant�is, y porque no os ofend�is, yo os pondr� do merec�is; que a mis pies honrado est�is. Conocer�is que mi celo mucho al vuestro se aventaja. porque cuanto el cielo os baja, tanto a m� me sube el cielo. �Vos a mis pies, viejo ingrato? A c�lera me provoca; no merece vuestra boca ni llegar a mi zapato. Levantad; que hab�is mostrado, viejo, ser muy atrevido, pues valor hab�is tenido de llegar do hab�is llegado. Ya que a mis pies os pusisteis, debajo dellos es justo que os ve�is hoy por mi gusto, pues tan atrevido fuisteis. Hoy vuestra arrogancia loca, viejo vil, castigar�, poniendo mi altivo pie sobre vuestra infame boca. P�nele el pie en la boca. Y con esto se concluya vuestra muy grande insolencia, que quien no tiene verg�enza, dice que la tierra es suya. Levantad. Dale con el pie. GERARDO �Divino cielo! TIZ�N�El puto que se arrodille! GERARDO�Que as� un buen padre se humille a un mal hijo! LIDORA De ese suelo levantad, padre, al instante, y en vuestras manos protesto que me pesa haberos puesto en las de aqueste arrogante. GERARDO �Oh, mal hijo! LEONIDO �Raz�n loca! �Yo tu hijo? �Linda traza! Har� echarle una mordaza si hijo me nombra su boca. ZARRABULL� �Qu� digo? Se�or Tiz�n, ac� estamos. �Con qui�n hablo? TIZ�NCuerpo de Dios, con el diablo, �miren qu� linda raz�n! ZARRABULL� Mirar muy bien lo que habr�, que ha de comer alcuzc�. TIZ�N�Que le coma Belceb�! Comiera aunque fuera cabra. Aparte. ZARRABULL� Venir conmigo, e yo hacer lo que ver vos. TIZ�N All� voy, porque tan hambriento estoy, que al moro me he de comer. Vase. LIDORA Del enojo que te he dado perdona; que m�s me aflijo, de ver que, siendo tu hijo, tan vilmente te ha tratado. LEONIDO �Con�cesme t�? MARCELA Quisiera, infame, no conocerte, y antes de venir a verte, que a m� la muerte me diera. �T� en este traje, villano? LEONIDOS�, porque con este traje doy afrenta a mi linaje y a todo nombre cristiano; y aquese caduco viejo, a quien mi lengua sol�a llamarle padre alg�n d�a (de quien ahora me quejo), en este traje que ves y con tu lengua profanas, pondr� las infames canas mil veces bajo mis pies; que se echa claro de ver que ya de vosotros toma justa venganza Mahoma, pues os pone en mi poder. Y t�, que tan atrevida all� mostraste disgusto, aqu� seguir�s mi gusto, o pondr� fin a tu vida. Aqu� no tendr�s amparos, pues tu fortuna te humilla. LIDORASentaos, padre, en esta silla; que me enternece miraros. MARCELA Moro, deja esa intenci�n, porque no me has de vencer. LEONIDO�Qui�n te pudiera poner en medio del coraz�n! Marcela, yo he gozar de tus brazos. MARCELA Ser�n lazos para ahogarte. LIDORA En estos brazos puedes, se�or, descansar. GERARDO Dame a besar esos pies. LIDORA Haz treguas, cese el regar con llanto, las blancas canas. GERARDOTodo mi disgusto allanas. Si�ntase en la silla. LEONIDONo tienes que porfiar; que due�o llego a ser hoy de tu hermosura, Marcela, porque me sirve de espuela el afrenta que te doy. MARCELA Mira que te mira Dios, y que tu padre te mira. LEONIDOPodr�, Marcela, mi ira satisfacer a los dos: a Dios, porque le ofend�, me lo pida junto todo; y a mi padre, de este modo. Saca la daga. MARCELA�Tente, soberbio! �Ay de m�! LEONIDO Viejo, mi gusto estorb�is tan s�lo porque lo veis, y porque no lo estorb�is, har� que no lo ve�is. Esta daga vuestros ojos punzar�. Dale con la daga en los ojos, y llevar� Gerardo un lienzo con sangre. MARCELA Tenle, Lidora. LEONIDOPues no lo ver�s; ahora podr�n cesar mis enojos. LIDORA �En qu� Libia te has criado, Hircano tigre, o qu� fiera te di� la leche primera? LEONIDOA�n no estoy desagraviado; que no puede mi rigor sufrir tanto desd�n junto; ahora ha llegado el punto de conocerlo mejor. Humillad, viejo labrador, a mi alfanje la cerviz, que ten�is suerte infeliz, pues hoy con fiero rigor la muerte os he de dar yo, pues vuestra hija atrevida quiere que os quite la vida con el rigor que mostr�. Marcela, alto: a consentir en mi gusto, o ver la muerte de este viejo. MARCELA �Acerba suerte! �Qu� mal me puede venir mayor? �Pu�dese sufrir que me deshonre un infame, y que la sangre derrame del padre que me engendr�? GERARDOMejor es que muera yo, que no su amiga te llame. Cierra los ojos al vicio, y este caso no te tuerza; d�jale que su vil fuerza ejecute el sacrificio; que ser� mejor servicio al cielo, que est� presente, que padezca un inocente esta muerte apresurada, que no verte a ti manchada con acci�n tan insolente. LEONIDO �Qu� respondes? MARCELA Que le des. LEONIDOPues ya le doy. MARCELA �Tente, aguarda! GERARDOEa, hija, �qu� te acobarda? LEONIDO�Ha de morir! MARCELA Muera, pues; mas no muera. LEONIDO Descort�s eres, infame, a mi gusto. MARCELAQue muera y no muera gusto. LEONIDOEso no tiene lugar. MARCELAPues si muerte le has de dar, que yo no lo vea es justo; los ojos cubrirme quiero. C�brese. LEONIDOYa le doy. MARCELA �Que ya le das? LEONIDOS�, pues tan cruel est�s. MARCELADale, lobo carnicero, deg�ella el manso cordero, que en tus acciones registro, y tu gusto no administro por ser de vil inter�s, un sacrificio al rev�s en la causa y el ministro. LEONIDO Acaba de resumir lo que has de hacer. GERARDO �Oh, Marcela! �Qu� cuidado te desvela, hija, de verme morir? No lo quieras diferir: declara tu voluntad: no te ciegue la lealtad que es justo tenerme a m�; que en no decir luego s�, pones duda en tu verdad. MARCELA Pues no quiero, que haya duda, sino que, patente el mundo, entienda que no hay segundo a mi valor. �De qu� duda tu infame pecho? Sacuda el golpe sin embarazo. LEONIDOPues ya se ha llegado el plazo; ejecuto mi rigor. MARCELA�Favor, Supremo Hacedor! LIDORA �Det�n, Argol�n, el brazo! Detiene Lidora a Argol�n. LEONIDO �A detenerme has venido, perra! Por el Alcor�n, que ha de abrasar Argol�n a ti y al viejo atrevido y aun el infernal bramido has de temblar de mi furia, pues tu presencia me injuria, cuando con soberbio bando venga a T�nez abrasando por vengarme de esta injuria. Vase. LIDORA �Favor, moros! �No hay alguno que venga a favorecerme? Sale Zulema. ZULEMAAl mundo pienso oponerme por ti, aunque soy s�lo uno. Salen el Rey y Tiz�n. REY�Qui�n, Lidora, fue importuno a tu gusto? �Qui�n te dio disgusto? �Qui�n se atrevi� de los que en el mundo est�n? LIDORAEl infame de Argol�n con guerra me amenaz�: dijo que bien se me acuerde, que a componer va una escuadra. REYCalla, que perro que ladra. Lidora, muy poco muerde. TIZ�NDe esta vez mi amo se pierde. REYPoco tiene que perder, seg�n su vil proceder. TIZ�NEn este punto le dan, al que prendiera a Argol�n, a Lidora por mujer. Vase. REYDesde hoy por m� se te ofrece, pues lo merece mi fe. Vase. ZULEMADe Lidora gozar�, pues mi valor lo merece. Vase. LIDORABuena ocasi�n se me ofrece, pues que la gente se fue: venid, padre, y vos, hermana, que pues el cielo os guard�, he de regalaros yo. GERARDOContigo mi bien se allana. LIDORA De mi condici�n extra�a pod�is fiar. GERARDO Bien mostraste lo mucho que me estimaste, pues con tu vista gallarda, siendo el �ngel de la Guarda, hoy a guardarme llegaste. Vanse. Salen Tiz�n, y Zarrabull� con alforjas, y ha de llevar un saquillo con higos, otro con pasas, otro con arroz, y un poco de carne. ZARRABULL� Si t� hacer lo que me ofreces, yo traer muy bien qu� comer. TIZ�N Si quieres a Mahoma ver, te lo mostrar� mil veces. La Gram�tica, en mi tierra, catorce a�os estudi�, y muy bien a musa s�, porque s�lo aquesto encierra hoy su ciencia mi capricho, y har� que lo puedas ver. ZARRABULL�Pues yo buscar qu� comer. TIZ�NZarrabull�, ya te he dicho que comer es desatino higos sin pan. ZARRABULL� Ya traer�n. TIZ�NVenga abundancia de pan, supuesto que falta vino. ZARRABULL� Yo voy por pan, pues te agrada. Vase. TIZ�NY �a qui�n no puede agradar? �Vive Dios, que le he de dar al perro burla extremada! Ver� lo que trae aqu� en esta alforja el cuitado: con un saquillo he encontrado; higos son. �Higos a m�? Me dan enfado, �por Dios! Y aqu�, para la memoria, pasas: mala pepitoria. Y �qu� habr� en estotro? Arroz: alg�n Lucifer lo abra. Otro envoltorio est� ac�: veamos lo que ser�: �Por Dios, que es carne de cabra! Y �asada est�? Mal ag�ero; �carne asada he de comer? Pero �qu� tengo de hacer, supuesto que no hay carnero? Mal en mi est�mago forja cabra asada. �Qu� har�? Que si me destemplo, a fe que ha de ser dentro la alforja: disimulemos, que viene. Sale Zarrabull� con pan. ZARRABULLͿEn qu� diablo haber pensado que todo lo haber sacado? TIZ�NMoro honrado, as� conviene; y ahora, mientras yo como, para que me des contento, has de decir al momento qui�n era tu madre, y c�mo en este mundo te ech�; que si mi ciencia no yerra, sospecho que alguna perra la primer leche te di�. ZARRABULL� Yo, Tiz�n, ser africano, y ser nacido en Tripol. TIZ�NBueno vas. ZARRABULL� Adorar sol, como se�or soberano; tener mi padre Argolante con mi madre, que ser mora, a quien belleza atesora con gran extremo. TIZ�N Adelante. ZARRABULL� Despu�s que estar ya casada, puedes, cristiano, creer que, como al fin ser mujer, hacerse luego pre�ada. Venir a servir al Rey mi padre, que te prometo ser hombre de buen respeto y moro de buena ley; pero tener mala suerte, que con ser hombre de haza�as, un d�a, jugando a ca�as, un caballero dar muerte. De la alteraci�n muri� mi madre, y el mesmo d�a, con una grande agon�a, a m� en el mundo me ech�. Morir ella, al fin, de parto, y perra que criar perrico, dar leche a m� cuando chico. TIZ�NA fe que me esfuerzo harto por darle fin al panote. ZARRABULL�Morir mi madre Pompeya, y quedar yo con plebeya gente, desnudo y pobrete, aqu� en servicio del Rey: ya no saber decir m�s. TIZ�NBasta: a Mahoma ver�s, porque eres moro de ley; ver�s, valiente corsario: los relieves que han quedado he de poner en recado por si fuera necesario. T� te has de poner aqu�, con los dos brazos cruzados y con los ojos cerrados, y estar�s diciendo as�: �Ard�a, Mahoma, ard�a, m�s que agua tiene el Po, que ard�a quisiera yo, y para t� moscard�a.� Diciendo esto, arriba mira, y luego a Mahoma ver�s: Zarrabull�, �quieres m�s? ZARRABULL�S�lo que no ser mentira. TIZ�N �Mentira yo? Parto listo; que el negocio es harto grave. Andando yo en una nave, hacer esta burla he visto. Vase. ZARRABULL� �Qu� contento ser, se�or, si a Mahoma santo ver! Nunca pensar merecer tan soberano favor. Ard�a, santo Mahoma, tanto como el r�o Po: �S� responde? Pero no, que no parece ni asoma. Ard�a: aqu� se derriba todo el palacio de Meca, y aqu� siciliano peca sin ver a Mahoma arriba. Pone Tiz�n un cuero hinchado, y dice arriba: TIZ�N Ya estoy puesto en alta proa; alza los ojos y mira. ZARRABULL�Que castigar siciliano; hacer el Rey que encerrado estar continua mazmorra. TIZ�NPues �de qu� te alteras, zorra? que la verdad te he contado: �No advierte que es majadero, pues tan a pecho lo toma? Porque en su tiempo, Mahoma de s�lo vino fue arriero. Arr�jasele. ZARRABULL� Yo os har� bien castigar porque ser tan atrevido. TIZ�NLa burla pesada ha sido, mas yo la habr� de pagar. Jornada tercera Salen el Rey y Zulema. REY Aqu�, arrojado del viento, en una barquilla pobre dicen que aport�. ZULEMA Contento tengo, que pesar le sobre a quien le falta el talento: �B�rbaro vil, que pudiera ser regalado y servido! Sale Leonido muy furioso, y Cristo responde a los ecos. LEONIDOIngrato cielo, �qu� muralla? CRISTO Halla. LEONIDONi qu� defensa un desdichado. CRISTO Echado. LEONIDOCuyo deleite hoy consagrado. CRISTO Agrado. LEONIDO�Una cruel sin afrentalla? CRISTO Halla. LEONIDOY pretendiendo deshonralla. CRISTO Honralla. LEONIDOY aunque del mar tan afanado. CRISTO A nado. LEONIDOHe de volver al regalado. CRISTO Ado. LEONIDOPor defender a quien me acalla. CRISTO Calla. LEONIDO�Qui�n tal me diga? �El mundo tiene? CRISTO Tiene. �Alguna lengua desfrenada? CRISTO Nada. LEONIDOSal, que mi rabia desespera. CRISTO Espera. LEONIDO�Qu�, por el cielo santo! que si viniese aqu�, sea quien fuera, con una bofetada he de obligarle que a mis plantas muera. Sale Cristo de pastor, descalzo, ensangrentados los pies. con un zurr�n que llevar� lo que se dice adelante. CRISTO En busca de una oveja vengo, que sin mirar cu�nto me debe, de mi aprisco se aleja. Amor es grande que mi pecho mueve; que me cost� la vida, y dame gran dolor verla perdida. �Ingratos hombres! �C�mo as� dej�is mi ley por vuestro gusto? Pues a mi cuenta tomo premiaros siempre m�s de lo que es justo, y veis que mi contento le tengo siempre en dar por uno ciento: Decid, inadvertidos, �por qu� atend�is tan poco a lo que importa? Pues veis que los sentidos, la hacienda y el vivir, todo lo acorta, y la mayor fortuna, que al viento va, la tumba de la Luna. Tened, tened la rienda; que en el juego del mundo hay mil azares, y es justo que se entienda que paga leves gustos con pesares; y el Cielo, a breves penas da siempre gloria eterna a manos llenas. Venid, ovejas m�as, mirad vuestro pastor, que al sol y al fr�o las noches y los d�as, con la cabeza llena de roc�o, os busca y os convida con paz eterna y con eterna vida. Sacad del duro pecho alg�n balido, que en el mismo instante, en firme amor deshecho, el favor hallar�is en m� bastante; que el darlo es ordinario, pues soy propio pastor, no mercenario. LEONIDO �Eres, villano, a suerte, aquel que respondi� cuando yo hablaba? CRISTOYo soy el que a la muerte me igualo en fuerzas. LEONIDOPues responde, acaba, �d�nde vas tan llagado, de la planta al cabello ensangrentado? CRISTO En busca de una oveja vengo, como me ves, pisando abrojos; que la triste se aleja de mi aprisco, por s�lo darme enojos; y es tal su da�o horrendo, que yo la busco, y ella me va huyendo. LEONIDO Pues �una oveja tanto te importa a ti, pastor? Deja que muera. CRISTO�Que tal digas me espanto! Si me cost� la vida, bueno fuera dejarla de esa suerte donde un lobo voraz le diera muerte. LEONIDO Por dicha, �la has llamado? CRISTOMil veces han tocado a sus orejas las voces que le he dado. LEONIDOY �no responde? CRISTO Aquesas son mis quejas. LEONIDODejadla por perdida. CRISTO�Ay, que me cuesta mucha sangre y vida! Por los da�os que ha hecho, merece que un drag�n fiero la trague, y su lascivo pecho a m� los dejo todos que los pague; y mi amor se revuelve, que muera si a mi aprisco no se vuelve. LEONIDO Eres t� un ignorante; que si esa oveja que pintaste, fuera con vida semejante, y por desgracia m�a la tuviera, luego que la encontrara, en manos de mil fieras la entregara. CRISTO �Ay, hombre, qu� enga�ado vives; mira por ti, que esa sentencia que en mi presencia has dado, ser� al fin quien te tome residencia; y pues a Dios no quieres volverte, morir�s! Hace como que se va. LEONIDO Tente; �qui�n eres, que muestras tal ultraje de m�? �Qui�n eres, que me enoja el verte? CRISTOEl que tom� este traje para satisfacer lo que se arroja tu condici�n da�ada: d�besme mucho y no me pagas nada. LEONIDO A furia me provoco de s�lo haberte o�do que te debo; mas d�jote por loco, y a sufrir tus locuras me conmuevo. �Mirad qu� Marco Craso, para poder debelle hacienda acaso, siendo un descalzo triste, de andar entre las zarzas lastimado! CRISTOPues en eso consiste lo que me debes, y por ti he pagado que la vida me debes y me la has de pagar. LEONIDO Necio, no pruebes mi furia e impaciencia: vete, villano, porque yo me espanto que mi corta paciencia haya podido ya sufrirte tanto. CRISTOHarto m�s he sufrido yo por tu amor, y mal agradecido. LEONIDO Vete, loco inocente, y no me enojes m�s, que si me enojas, te pesar�. CRISTO Detente; y pues de aqu� con tal desd�n me arrojas, y me tienes en poco, aqu� me has de pagar. LEONIDO �Gracioso loco! CRISTO En este zurr�n pobre est� lo que me debes; considera si es justo que lo cobre, pues lo pagu� por ti. LEONIDO Ver�lo, espera; pero de paso advierte que si me burlas te dar� la muerte; mas porque no te ausentes mientras en ver lo que es yo me embarazo, y burlarme no intentes, te quiero ata, pastor. Hace como que le ata. CRISTO Con otro lazo mayor estoy atado. LEONIDOMuestra el pobre zurr�n: �oh, qu� pesado! CRISTO Si de s�lo tocarlo pesa tanto a quien hoy por ti lo lleva. �qu�, pesar�? Vase. LEONIDO Mirarlo quiero, pastor, y hacer luego la prueba si es lo, que dices llano, y si mientes, tu muerte est� en mi mano. �ntrase Cristo, y Leonido saca lo que hay en el zurr�n. LEONIDO Alg�n tesoro escondido sin duda debe llevar en este zurr�n metido, y �l se me quiere escapar con aquel modo fingido; Pero en breve har� mi mano aqu� el tesoro muy llano; que todo lo pienso ver, si ya no viniera a ser otro caballo Troyano. Pero que no lo ser�is, Zurr�n, de ninguna suerte, est� cierto, aunque encerr�is traici�n; que es muralla fuerte esta que encontrada hab�is; y as�, vuestras invenciones, trazas embustes, traiciones. por in�tiles condeno, aunque traig�is en el seno metidos diez mil doblones. Buena es la suerte primera, pues he hallado una corona, y a muy buen tiempo viniera para adornar mi persona, si de todo el mundo fuera. Pero aunque fuera del mundo, ya su estimaci�n no fundo; que era hacer un desatino, siendo premio tan indino a mi valor sin segundo. Y estos viles aparatos, como de burlas resisto, siendo indignos de mis tratos: vaya, los estime Cristo all� en casa de Pilatos, que tuvo por grande haza�a ver que la judaica sa�a honrase sus sienes dinas con la corona de espinas y con el cetro de ca�a. Mas pasemos adelante, puesto que mi furia aplaco por este peque�o instante, para vaciar este saco de aquel pobrete ignorante, �Linda joya, por mi fe, pues una t�nica hall�, y tras ella unos azotes: parece que me da motes! �Azotes yo? �Para qu�? �A m� t�nica? �Soy loco, o por dicha galeote, pues me estiman en tan poco, que me muestran el azote? A c�lera me provoco. Veamos qu� queda ac�: una soga, bueno est�: esta obligaci�n os debo; vos la pagar�is, mancebo, como luego se ver�. Todo lo que hay he sacado, y no hallo relaci�n de lo que me hab�is cargado, porque estos vestidos son de un hombre crucificado. Miremos si algo se queda: una cruz, para que pueda decir con fiero rigor que burl� de mi valor un manso en esta arboleda. �As� burlar mis intentos vuestra malicia quer�a con tan varios instrumentos? All�, al Hijo de Mar�a, que sabe de estos tormentos; que a m� no se me ha de dar burla de tanto pesar. Y para que no os burl�is otra vez, lo pagar�is en este mismo lugar. �Infame! �De esta -manera pensasteis burlarme vos? Ver�is mi venganza fiera; que aunque fuera el mismo Dios, sin castigo no se fuera, que le diera mi semblante mil muertes. Desc�brese un crucifijo, y dice, puesto a las espaldas, Cristo: CRISTO Tente, arrogante. LEONIDO�Qu� es esto, divino Al�? CRISTONo te espantes. LEONIDO �Qui�n ser� el que ahora no se espante? Cae en tierra Leonido. CRISTO Levanta y oye, Leonido, si ya tu vida malvada no te limita las fuerzas; que suele el vicio agotarlas. Ya, Leonido, lleg� el tiempo en que al justo satisfagas lo mucho que has mal llevado, haci�ndome tu fianza, considera que has usado mal de mis mercedes santas, porque a mercedes de Dios, pecados no es buena paga. Mira mi cuerpo, y ver�s s� he pagado por tu causa las maldades que mil veces me dijiste que pagara. A un sacerdote le diste un bofet�n, y en mi cara son� el golpe; que son Cristos, como la Iglesia lo canta. Son mis espejos, y t�, con mano descomulgada, romper quisiste el espejo a donde Dios se miraba. Muchas doncellas ilustres, nobles, prudentes y sabias, por ti dejaron de serlo; mira qu� pesada carga. A muchos has deshonrado, que de honrados se preciaban, s�lo por echar mi honra, como la echaste, en las plazas. Mira a Gerardo, tu padre, las injurias, las infamias que usaste, fiero y cruel, con aquellas nobles ca�as. Mira estas manos, Leonido, con dos clavos taladradas, y mira luego las tuyas de tu buen padre en la cara. Mira mi pecho tambi�n, pasado con una lanza, y mira el tuyo ocupado en deshonrar a tu hermana. Dime �qu� aguardas, Leonido? Dime, Leonido, �qu� aguardas? Y �con qu� piensas pagar lo que mis, deudas te alcanzan? Hoy, Leonido, he de cobrar las honras, las bofetadas, las afrentas, los insultos que cargaste en mis espaldas. Todas las pagu� por ti; mas hoy pretendo cobrarlas; que es ya tiempo que se vea satisfecha la fianza. LEONIDOConfieso, divino Dios, que son mis maldades tantas, que ser� imposible cosa que al justo las satisfaga. Confi�soos por Dios eterno, cuya bondad soberana, si bien en personas trina, es una esencia sagrada. Confi�soos sacramentado, y que me pesa en el alma, por ser quien sois sin mirar otro castigo ni paga. Propongo de no pecar y apartar con eficacia, Se�or, de vuestras ofensas, las ocasionen que da�an. De confesarme propongo si hay con qui�n, y si no, valga esta confesi�n que hago humillado a vuestras plantas. Vos sois sumo sacerdote, y as�, mis culpas aguardan absoluci�n, pues la lengua todos mis vicios declara. A mis contrarios perdono, y mi vida, aunque tan mala, en satisfacci�n ofrezco, si es satisfacci�n que basta. Como os lo pido, Se�or, conf�o que esas entra�as me otorgar�n el perd�n, a quien se sigue la gracia, porque muriendo con ella, merezca, Se�or, mi alma gozar de vuestra presencia en las celestiales salas. CRISTO Aun tienes buena ocasi�n, Leonido; el vicio despide, porque jam�s a quien pide supe negar el perd�n. Procura de refrenar el desbocado caballo del vicio; que en refrenallo est� tu gusto o pesar, si gusto has de conseguir, pon rienda de modo al gozo, que no te enga�e el ser mozo, porque es incierto el vivir. Aqu� estoy; el mundo entienda que en la cruz se ven mis brazos para dar de padre abrazos al pecador que se enmienda: mira lo que por ti hago: vida y sangre derram�. LEONIDOLa vida y sangre dar� si con vida y sangre pago: yo ofrezco desde este d�a verterla toda por vos; pero la sangre de Dios no se paga con la m�a. De verterla tengo gusto para empezar a pagaros, pero no podr� dejaros satisfecho todo al justo, porque en paga por Dios hecha, por mucho que me despeje, es imposible que deje la fianza satisfecha. Pero, soberano Dios, para tal obligaci�n, haced en m� ejecuci�n, que todo me entrego a vos. Y aunque mi inicua conciencia merece castigo fiero, de vuestro aspecto severo, apelo a vuestra clemencia. CRISTO Si lo cumplieres as�, mi auxilio no faltar�; ea, Leonido, basta ya; qu�date, y mira por ti. C�rrese la cortina. LEONIDO �Qu�date, y mira por ti? Con tal extremo ser�, Se�or, que el mundo podr� Tomar ejemplo de m�. Vaya fuera el alfanje que he ce�ido, la manga y capellar vayan afuera; el turbante tambi�n; que me ha tenido el sentido burlado en la carrera del inmenso Se�or que me ha sufrido lo que, a no ser un Dios, jam�s sufriera; que es justo conocer que est� a mi cargo larga cuenta que dar de tiempo largo. �Qu� cuenta podr� dar quien tan sin cuenta ha vivido muriendo tiempo tanto, llevando por blas�n hacer afrenta al que es entre los santos el m�s santo, sin mirar que las culpas siempre cuenta el Rey que reina en el eterno llanto? Y, en fin, ha de llegar el peligroso tr�nsito breve y t�rmino forzoso. Venid, t�nica; vos ser�is marlota y defensa del cuerpo m�s enorme que el mundo todo vio, cuya derrota a la divina ley fue desconforme; servidme, pues, desde hoy de fuerte cota, para que as� mi vida se reforme; que espero, sin tener alg�n descargo, terrible tribunal y juicio largo. Y vos, corona, traspasad mis sienes, trayendo a la memoria mis maldades, por cuya causa los celestes bienes de m� se ausentan; y en mis mocedades dadme valor, que exp�e los vaivenes de mi torpe vivir y ceguedades; y el tiempo del j�icio es temeroso, aun a los mismos santos espantoso. Pues si a los santos, que con vida santa, al que vida les dio siempre han servido, y el pensar en la cuenta les espanta de tal modo, que pierden el sentido, a quien as� en maldades se adelanta, quien tanto y tan sin orden ha vivido, �d�nde vendr� a parar, siendo en su cargo muchas las culpas, d�bil el descargo? Salid aprisa, l�grimas, del pecho; que ya los ojos prestan franca puerta, hasta tanto salid que est� deshecho, y su dureza en cera se convierta. Salid, que es el salir de gran provecho; no aguard�is a salir, que es cosa cierta, en el trance final, aunque es piadoso, recto el Juez, y entonces riguroso. Salga el infierno todo y sus secuaces, y as� de sogas me prevengo luego. Vos, soga, me honrar�is; que estos disfraces le causan a Luzbel desasosiego, por ver que con mi Dios quiero hacer palces lo que hasta conseguirlo, no sosiego, y no esperar con un regalo tierno punto en que va a gozar de Dios eterno. Y vos, divina cruz, en quien la vida perdi� la vida por el hombre humano, a mi pecho ir�is continuo unida, porque con vos el paso tengo llano. Si me serv�s de escudo, la subida del cielo tengo cierta; que en mi mano me deja Dios el gozo sempiterno, o penar para siempre en el infierno. Salen el Rey y Zulema. ZULEMA Det�n el paso; que si mal no escucho, ya la voz de Argol�n he conocido, y con mil dudas temeroso lucho, seg�n de las que he entendido. REYNo tienes que dudar, porque no es mucho que haya vuelto a su ley el fementido, pues sabes, gran Zulema, y es muy llano, que nunca fue buen moro el mal cristiano. Si mientras de su Dios la ley segu�a, jam�s, como era justo, la guardaba; �de qu� te espantas, di, que en este d�a el enga�o le lleve en que pensaba, busque el pesar y deje la alegr�a con que en T�nez el tiempo le gustaba; que el que ofender su Dios a cargo toma, tambi�n querr� ofender al gran Mahoma. ZULEMA Sin duda que es verdad nuestra sospecha, que arrodillado all�, si mal no veo, est�; pero ya sabes, no aprovecha contra su furia riguroso empleo. REYMuestra al llegar valor, y con deshecha, c�gele de las sogas. ZULEMA El trofeo mayor que hombre gan� tengo en mi mano, si con ellas hoy prendo a este cristiano. LEONIDO Llegad, llegad, ministros del infierno; llegad, feroces lobos, a esta oveja, que por haber vivido sin gobierno, a voces de m� mismo formo queja. Llegad, pues que lo quiere el sempiterno, que en mis manos mi gloria o pena deja, y os hace en mi mudanza ser registros, siendo de su furia los ministros. Llegad, y no tem�is; que ya Leonido no es aquel que otro tiempo en este puesto aniquil�, furioso y atrevido, de vuestra fuerte escuadra todo el resto. Llegad, moros, llegad, porque vencido, y a no volver furioso est� dispuesto; que aquel le�n que visteis tan severo, hoy le ten�is aqu� manso cordero. ZULEMA �Si podremos llegar, o si �ste ordena contra nuestro valor fieras traiciones, y siendo de este mar cruel sirena, nos quiere atraer as� los corazones? �Si es por dicha en la voz feroz hiena, y con estas astutas invenciones, que lleguemos procura, y en llegando, su furia ejercer� como otro Orlando? LEONIDO No temas, gran Zulema: llega, toma la soga que en mi cuello ves pendiente; que si servir pretendes a Mahoma, as� le sirves t�, y yo al inocente cordero que naci� de la paloma limpia a quien ofend�. REY Zulema, tente; que mostrar mi valor y esfuerzo quiero, prendiendo a este furioso carnicero. Ya le tengo. C�gele de la soga. ZULEMA Buen lance hemos echado. REYA T�nez le llevemos. LEONIDO Eso estimo: con vuestra cruz, mi Cristo, voy cargado a imitar vuestros pasos hoy me animo; atinque mis culpas son en tanto grado, que de s�lo pensarlo desanimo, y llevarlas no puedo; mas yo creo que ser�is en mi ayuda Cirineo. Vanse. Salen Lidora y Tiz�n, y llevan un Ni�o Jes�s. LIDORA Pros�gueme la lici�n de ayer tarde, porque quiero, pues solos ahora estamos, aprovecharme del tiempo. TIZ�NYa los Art�culos sabes, el Padre nuestro y el Credo, tambi�n el Ave Mar�a. LIDORATodo eso lo s�, y lo creo. TIZ�NPues oye, escucha, se�ora; te ense�ar� los preceptos que, para gozar su vista, nos manda Dios que guardemos. LIDORA�Cu�ntos son? TIZ�N No m�s de diez. LIDORAQu�, �en solos diez Mandamientos, consiste la salvaci�n de un cristiano? TIZ�N En solos esos. LIDORAPues di presto cu�les son; pero esc�chame primero. Vu�lveme a decir el c�mo muri�, siendo Dios inmenso, porque as� se contradice, que no puede en un sujeto haber mortal e inmortal, haber temporal y eterno. TIZ�NDices muy bien; pero mira: por el pecado primero que contra Dios cometi� Ad�n, la fruta comiendo, quedamos sus descendientes condenados al infierno, sin esperanzas que el mundo, pudiera darnos remedio; porque como era el delito hecho contra Dios inmenso, otro inmenso solamente bastaba a satisfacerlo. Esto ac� no era posible; y as� el sacrosanto Verbo, de amor del hombre movido, quiso pagar estos yerros. Y como al fin siendo Dios tan poderoso y eterno, tan inmortal y tan sabio (como lo es su Padre mesmo), no era posible el morir, visti�se del traje nuestro, naciendo de una doncella, la mejor de tierra y cielo. Esta es la Virgen Mar�a, de perseguidos consuelo, de pecadores amparo y de afligidos remedio. D�sta, en un pobre portal, naci� ni�o, humilde y tierno, y al fin despu�s padeci� lo que has o�do en el Credo. LIDORAY dime, Tiz�n, �podr� ver yo a Dios? TIZ�N No puedes verlo estando en carne mortal; que nadie lo ve en el suelo. LIDORASiquiera un retrato suyo. TIZ�NRetrato, yo te le ofrezco: uno tengo yo, se�ora, de aquel tan felice tiempo de cuando Dios era ni�o. LIDORAD�melo; que a un ni�o tierno mejor le caer�n amores, y es el que tengo en exceso. TIZ�N Este es, Lidora, el espejo en quien el cielo se mira. LIDORADe gozo el alma suspira con mirarle. TIZ�N En �l te dejo cifrado todo el consuelo, el contento, la alegr�a, poder y sabidur�a de todo el emp�reo cielo. Vase. LIDORA Tiz�n, la sala despeja, y pues siempre fuiste fiel, guarda la puerta, y con �l un poco a solas me deja. Solos habemos quedado, Eterno Ni�o, los dos, para que mi obscura noche alumbr�is con vuestro sol. Decid, Cordero divino, �qui�n tanta dicha me dio, que siendo como soy perra, os tenga en mi mano yo? �C�mo os deja vuestra Madre en mi poder? Mas no err�; que si a m� perra me llaman, vos sois gigante y le�n. Volvedme el rostro, bien m�o, a mirar un coraz�n que por los ojos se sale todo por veros a vos. Pero no quer�is mirarle, por nacer como naci� en tierra que s�lo os nombra por ignominia o bald�n. S� que soy vuestra enemiga, porque el agua me falt� del bautismo verdadero; pero, divino Se�or, permitid me la concedan, y porque no falte yo, dar� tanta de mis ojos, que baste a lavar mi error. Ni�o hermoso de las ni�as de mis ojos, sab�is vos que, a poder sacarlo, al punto os diera mi coraz�n. Dicen que no neg�is cosa a quien pide con fervor; piedad, mi Ni�o y Se�or, no me trat�is con rigor, que si l�grimas os mueven, l�grimas vertiendo estoy. Llora, y salen Gerardo, Dionisio, Marcela y Tiz�n. MARCELAA tus pies, Lidora hermosa, mi querido esposo llega, porque es justo te los bese como a su se�ora y reina. DIONISIOTus plantas me da. LIDORA Levanta; que no es bien que est� en la tierra un marido de mi hermana. �C�mo est�s? DIONISIO Como el que llega al puerto donde descansa, despu�s de largas tormentas. LIDORA�A qu� vienes? DIONISIO Si me escuchas, dir�lo en breve. LIDORA Esa prenda. Dale el Ni�o. Guarda, Marcela, entretanto. MARCELABasta mandarlo tu Alteza para que la guarde yo, aunque diferente fuera. DIONISIOUn d�a, Lidora hermosa, que las escuadras soberbias de la gran T�nez llegaron a Alicata a tomar tierra, quiso mi desgracia, o quiso Dios, porque a verte viniera, que mi esposa con su padre, un criado y yo, la fresca estuvi�ramos tomando en la apacible ribera del mar, sirviendo de alfombra a los cuatro sus arenas; cuando estando descuidado, Dios, que las cosas ordena (del modo que m�s conviene, conforme su Providencia), permiti� que nos hallaran los moros; pero yo, apenas lo sent�, cuando desnudo el acero en mi defensa. Un rato me resist�, mas al fin, como ellos eran muchos, de dos estocadas me hicieron medir la tierra. Dej�ronme, al fin, por muerto en la apacible ribera, donde con mi sangre propia daba esmalte a sus arenas. Y vi�ndome de esta suerte, me priv� su fortaleza de las cosas que en el mundo de mayor consuelo me eran; y a mi esposa me robaron y este viejo, cuyas hebras blancas en barba y cabello, toda Alicata respeta. Quiso el cielo, noble mora, que mis heridas tuvieran buen suceso, y as� en breve, sano y libre me vi de ellas. As� que yo me sent� con alivio de las penas, cuando intent� mi jornada, aunque con peque�as fuerzas. Pretend�, Lidora, hablar (si bien cautivas mis prendas, pero con salud); mas veo aquellas dos luces muertas, sus dos soles eclipsados, de cuyos rayos pudieran, si al sol le faltara luz, participar las estrellas. Veo sin vista a mi padre, y a mi esposa casi ciega de las l�grimas que vierte por qui�n es justo las vierta. Veo que un traidor, se�ora, de esta noble casa vieja las ventanas ha cerrado, porque nadie habite en ellas. Las lunas de aquel espejo, en quien la honra reverbera, rompi�, porque sus maldades no se notasen en ellas. Consider� que a la luz de su padre era bajeza hacer las obras que hace, y as� le puso en tinieblas. A �l le quit� la vista, y a m�, que le hallo sin rienda, me ha quitado el coraz�n. LIDORABasta, Dionisio, sosiega: da lugar al tierno llanto; que quiere Dios que no vea Gerardo lo que hace su hijo, que si lo viera, muriera. �T� vienes a rescatallos? DIONISIOLa m�s parte de mi hacienda en plata he vuelto, por dar lo que por ellos pidieran. LIDORASi en mi mano su rescate, Dionisio noble, estuviera, sin dinero los librara, aunque aumentara mis penas; pero no puedo yo darlos; que aunque es verdad soy su due�a, y me sirven, pero tengo al Pr�ncipe dependencia, y no puedo. GERARDO Sabe Dios, hijo, que yo no quisiera, aunque muriera, dejar de Lidora la presencia, que como a Marcela estimo, por ver que tiene Marcela en ella una noble hermana, y yo una hija tengo en ella. DIONISIOYo no basto a dar las gracias de ver que mis caras prendas con tanto respeto tratas; y el cielo premio te ofrezca. Sale Zarrabull�. ZARRABULL͡Albricias, se�ora, albricias! LIDORADar�las seg�n las nuevas. ZARRABULL�Que traen preso a Argol�n, el Rey y el fuerte Zulema. Vase. MARCELAEl cielo nos junta a todos: Dionisio, muestra prudencia; que jam�s he visto a este hombre sin causarme mucha pena. Salen el Rey y Zulema, y �ste lleva una carta, y Zarrabull� saca de la soga a Leonido. ZARRABULL� �Ande el esclavo! LEONIDO Si soy siervo y en cadena vengo, infinitas gracias doy a Dios, pues tal dicha tengo, que a satisfacerla voy. REY Ya, Lidora, se ha cumplido, lo que mandaste, al instante, pues en cadena he tra�do, como ves, al arrogante que dices que te ha ofendido: darte gusto he procurado, y aunque a muerte condenado, le traigo hoy a tu presencia; puedes la justa sentencia revocar. LIDORA Hasme obligado, pr�ncipe invicto, de suerte, con tu t�rmino cort�s, que aunque me esfuerce a vencerte con las cortes�as, es muy imposible que acierte; as�, conociendo voy en el estado que estoy, por mil diversos motivos, que son tuyos los cautivos, y yo tambi�n tuya soy. LEONIDO A vuestras plantas ten�is, padre, aquel que no merece nombre de hijo: bien pod�is pisarme; que el cielo ofrece ocasi�n en que os vengu�is. Ya, padre, el cielo ofendido, a vuestros pies me ha tra�do; que es justo, pues mi altivez poneros quiso a mis pies, que est� a los vuestros rendido. Antes que vaya a morir, padre, os quiero suplicar (si me quisiereis o�r) que se�is padre en perdonar, pues fuisteis padre en sufrir. A vuestras plantas estoy: mirad que vuestro hijo soy, y aunque tanto os he agraviado, es bien vaya perdonado, pues que ya a la muerte voy. Ya voy a pagar a Dios las ofensas; a vos, padre, tambi�n; perdonad los dos, que di la muerte a mi madre, y esto no lo sab�is vos. Al campo, estando pre�ada, la saqu�, y vi�se acosada, cuando una ni�a pari�, la que una osa se llev� en la boca atravesada. Quise seguirla y no pude; que mi madre voceaba, diciendo que intento mude, porque el parto le duraba, y as�, que a su pena ayude. Dej� la osa perseguida, volv� a la mujer, y hall� lo que tanto me consuela, otra hija, que es Marcela, en tierra, reci�n nacida. GERARDO Hijo, basta; que aceleras mi muerte con tal tormento: edad cansada, �qu� esperas, pues que sirve de sustento mi misma sangre a las fieras? LEONIDO El darme perd�n os cuadre deste descontento, padre, porque tal mi enojo fue, que con la daga saqu� luego del mundo a mi madre. Esto es, padre, lo que pasa; todo el mal os viene junto, y aunque la raz�n me abrasa, ella muri�, y luego al punto a Marcela llev� a casa. Esta muerte di a entender que del parto sobrevino, y as� no vino a creer que tan fiero desatino s�lo yo lo pude hacer. Estas mis maldades son, de todas pido perd�n, porque la muerte me espera; vuestro valor no difiera de darme la absoluci�n. REY Zarrabull�, lleva luego donde te dije, a Argol�n. LEONIDOQue me perdon�is os ruego, porque aguard�ndome est�n madero, cuchillo y fuego. GERARDO Pues tu vida se desv�a de cualquiera perdici�n, y para la gloria gu�a, dete Dios su bendici�n, hijo, junto con la m�a. LEONIDO No llor�is, padre y se�or, que me caus�is gran dolor, y llorar Dor m� es en vano; dadme a besar esa mano en se�al de paz y amor. Adi�s, Marcela; esos brazos me da; mi Dionisio, adi�s, que se han llegado mis plazos; y perdonadme los dos. MARCELAEl perd�n y mil abrazos te daremos. LEONIDO Gran Lidora, ya se ha llegado la hora; esas prendas te encomiendo. LIDORAT� vas a morir, y entiendo que mi pecho sangre llora. ZARRABULL� �Venga el perro! Vanse. REY Ya se ha ido; d�nde va, sabr�s despu�s; y pues vivo le he tra�do, ser� raz�n que me des la mano como a marido. Tu palabra diste. LIDORA �Pues? REYQue me la cumplas te pido. LIDORA En todo andas cortesano, y pues en ello yo gano, puesto que lo trabajaste, ya que mi mano ganaste, digo que te doy la mano Con mucho gusto. ZULEMA Detente, Va a darle la mano y se detiene. valeroso Belerbeyo, y antes que le des la mano, escucha lo que refiero. Tu padre el Rey, que ha diez a�os que, como sabes, su cuerpo ocupa, por mucha edad, una cama estando enfermo; que aunque no tiene otros males, solamente bastan �stos, pues nunca tiene salud un hombre en llegando a viejo sabiendo que pretend�as tomar estado, y sabiendo dabas la mano a Lidora, tan digna de merecerlo, me manda que al tiempo mismo que quisieses tratar de ello, tomando resoluci�n, te diese, se�or, un pliego, el cual de su propia mano escribi� el anciano viejo; que no fiarlo de otro es sin duda un gran secreto. Esta es la carta, se�or; yo cumplo su mandamiento, pues que te la di en el punto que te casas. REY �Bueno es eso! Pues �qu� pretende mi padre? ZULEMAEso no puedo saberlo; cerrada me dio la carta, y cerrada te la entrego. REYL�ela t�. Abre la carta Zulema. LIDORA �Oyes, Marcela? Si permitiesen los cielos que no llegase a tener este casamiento efecto... ZULEMAToda es, se�or, de su mano. REYL�ela, acaba; que ya veo que es letra suya. ZULEMA As� dice: Est�me, se�or, atento. Lee la carta Zulema. �Hijo, por haber entendido, que quieres dar a Lidora la mano de esposo, os aviso como no era vuestra igual, porque habr� diez y seis a�os que yendo a caza de cristianos, en la ribera del Alicata, heredad famosa de la isla de Sicilia, se la quit� a una osa de la boca, que con feroz violencia la llevaba. Ella desciende de cristianos, y as� no os conviene por no ser vuestra igual, ni con mi gusto har�is semejante casamiento. Y advertid que, de hacer lo contrario, os podr�a resultar alguna gran desgracia, por la indignaci�n que pudiera tomar nuestro gran profeta Mahoma. Al� os guarde. Vuestro padre, AMETE, SULT�N.� REY�Qu� es esto, divino Al�? TIZ�NQue lleg� el impedimento a la primer monici�n. GERARDO�Qu� esto, divino cielo? TIZ�NDesgracia grande, a fe m�a: si hay Papa en T�nez, pedirle dispensaci�n. GERARDO Calla, necio: t� mi hija eres, Lidora, porque si mal no me acuerdo, las razones de Leonido conforman con este pliego. LIDORAVuestra hija soy, �oh Gerardo! Y gusto tanto de serlo, que estimo la filiaci�n m�s que de T�nez el reino: Marcela, dame los brazos, pues tal hermana granjeo, MARCELABrazos, pecho y coraz�n, con el alma te prevengo. REY�Vive el cielo, ingrato padre, que por el aviso vuestro quisiera daros mil muertes! TIZ�NOtra pendencia tenemos: bueno fuera haber marchado y no estar aqu�; que creo que hemos de majar esparto por el porte de aquel pliego. REY�No me dejar�s gozar de Lidora por lo menos cuatro d�as, y despu�s... TIZ�NDespu�s que la papen duelos: �l te aborrece, Lidora. LIDORAPermita, Tiz�n, el cielo, que me desprecie Argol�n. TIZ�NS� har�; que est� bien lo hecho. REYAl fin, ya soy rey de T�nez, y esta vez, como rey, quiero mostrar mi heroico valor. Parte, Tiz�n, al momento, y si no han muerto a Leonido, di que venga aqu�; que intento dar a todos libertad y os vay�is a vuestro reino. LIDORAMuestras, se�or, ser quien eres. REYLo que importa es que al momento que Leonido venga, os vay�is antes que me maten celos. Sale Zarrabull� alborotado. ZARRABULL�Si quieres ver a Argol�n, invicto rey Belerbeyo, alza los ojos y mira. Desc�brese una aparici�n donde est� Leonido crucificado, ensangrentado y con corona de espinas. REY�Qu� es esto? �Argol�n ha muerto? LEONIDOYa, padre, ha llegado el plazo de satisfacer al cielo las ofensas, las maldades, las injurias que le he hecho. Ya, padre, permite Dios que los muchos vituperios de que yo le hice fianza, los pague en este madero. Ya te agradezco y estimo, famoso rey Belerbeyo, que me pagues como rey, pues me das un reino eterno. MARCELAHermano, ruega por m� cuando est�s gozando el cielo, y por tu hermana Lidora, porque ya se ha descubierto ser la misma que dijiste que se llev� la osa huyendo. LIDORAYa soy tu hermana, Leonido. LEONIDOAhora muero contento, pues tal ventura he tenido: Lidora, los altos cielos te den su gracia. GERARDO Y a m�, hijo del alma, consuelo de esta cansada vejez, dame los brazo; que quiero ba�ar mi rostro en la sangre que viertes por Dios eterno. LEONIDOTu celo es muy justo, padre. GERARDOLl�game, Dionisio, al cuerpo de mi querido Leonido. Dame los pies; mas �qu� veo? Hijos, la vista he cobrado; que si de mi hijo el acero con sangre me la quit�, hoy su sangre me la ha vuelto: hijo del alma querido, lo que te suplico y ruego es que te acuerdes de m� cuando est�s all� en los cielos, puesto, que soy yo tu padre. LEONIDODigo que lo har�. LIDORA Y mi pecho merezca, hermano Leonido, le alcances en breve tiempo me limpie el agua divina del bautismo verdadero. LEONIDOPor todos, aunque soy malo, prometo hacer como bueno, porque los buenos alcancen perd�n de mis graves yerros. Adi�s, padre; adi�s, hermanos; adi�s, noble Belerbeyo; que te debo m�s a ti que no a todo, el universo, M�s te debo que a mi padre, Porque �l me puso en el suelo, pero t� al cielo me env�as con el favor que me has hecho: el llanto dejad, se�or. Y a ti, soberano e inmenso Dios, humildemente pido que te des por satisfecho: misericordia, mi Dios; yo pequ�, Dios sempiterno; pequ�, Se�or; en tus manos mi esp�ritu os encomiendo. REYYa del cuerpo sali� el alma. GERARDOMuriendo pag� la ofensa que contra Dios cometi�. LIDORASe�or, si nos das licencia, este cuerpo llevaremos. REYSabe Al� lo que me pesa que seas su hermana t�, puesto que, si no lo fueras, hoy alcanzaras a ser de todos mis reinos reina. LIDORAYa, se�or, no puede ser; Su Majestad me conceda la merced que le he pedido. REYLidora, ya mi grandeza te la tiene concedida, porque el alma conociera que el amor que te he tenido me obliga a hacer tal fineza. Dame los brazos, y Al� suerte feliz te conceda como yo se lo suplico. Ya todos ten�is licencia para partir a Sicilia. TIZ�NA Dios plegue que yo pueda pagar al Rey esta muerte. ZARRABULLͿEn qu�? TIZ�N En la misma moneda; y al mismo tambi�n suplico que puedas ver cuando quieras a tu querido Mahoma. ZARRABULL�Yo, suplico que as� sea. TIZ�NY yo, que nos perdon�is las faltas, para que tenga con ello dichoso fin La Fianza satisfecha. FIN